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El abstracto «zeótes» y la Creación 123 Dionisia, declarando que todo depende de Dios, sobre el terreno filosófico parece resentirse del problema de la materia prima 247. ¿Qué es una mate– ria prima, en qué consiste? ¿Una prenatura de la que extrae la acción buena demiúrgica todos los entes? ¿Qué existencia tiene, entonces, esta prenatura? Porque la participación de todos los entes es en la bondad, en el ser, en la belleza y en la unidad divina principalmente 248 • También, como ya se indicó, en la providencia. Ante la doctrina dionisíaca de la creación, se patentizan las diferen– cias que le separan del neoplatonismo y sus puntos de coincidencia. Así, puede hacerse una comparación entre Proclo y el Pseudo-Dionisia. Para ambos, la divinidad es el Ser, el Uno, lo Innombrable, lo Supersustancial. Ella es «subsistencia de todas las cosas» (1:fov 1:á.nolv ó.:ónamc;). Así lo afir– ma Proclo en sus Inst. theol. y el Pseudo-Dionisia en el DN, quien añade además: «~ -ciiiv oAm'I TCapa 1 m 1 ~... xat a~-c'i'¡c; TCávw E(fitc-cat••• » 249 • Según Proclo, todo procede de Dios, todo permanece en El y a El vuelve y según el Pseudo– Dionisio: «todo procede de Dios, en El se conserva y en El termina» 250 • Siguiendo en el capítulo de las semejanzas, en ambos se da el mismo fenó– meno: a medida que los entes se alejan de Dios, el Uno por antonomasia, su perfección disminuye hasta la materia inactiva e infecunda 251 • Dentro de esta arquitectura externa y semejante en apariencia, Dionisia se diver– sifica radicalmente de Proclo. En primer lugar, la aceptación de la sagrada escritura, como regla suprema del conocer humano, hace que el carácter trinitario de la divinidad caiga fuera de toda interpretación neoplatónica. Y esto, porque tajantemente afirma que el carácter de la divinidad es comunicarse totalmente y en absoluta plenitud a sus coposesores nas per– sonas divinas), continuando respecto de las creaturas transcendente e incomunicable e imparticipable 252 • Otra diferencia, también radical, es que en la emanación neoplatónica se obedece a módulos necesitarlos. En cambio, en el sistema dionisíaco, la difusión del bien y de la luz divina son libre donación, aunque después se vea sometida a leyes jerárquicas necesarias. La filosofía de la necesidad griega ha sido sustituida por la filosofía de la libertad y el concepto de ser, constituido por materia y forma cosmológicamente, por el de participación y nihilidad ontológica. Finalmente, el término a1Jcrr:ó-c·r¡c;, con sentido creacional de «dueño abso– luto» del universo, está ausente del vocabulario dionisíaco. Sólo se emplea 247 El mismo, o. c., 91-102; A. Brontesi, L'incontro misterioso con Dio... 71 ss.; E. Cor- sini, Il trattato de divinis nominibus... 12-39. 248 DN, especialmente los capítulos 4 y <5. 249 DN 593d. 250 DN 735ab. También, las ideas a este respecto de J. Vanneste, Le Mystere de Dieu... 22-25. 251 Como es sabido, el tema de la materia está unido al de la bondad y la maldad. Y entra de lleno en la polémica de la dependencia del Pseudo-Dionisia respecto al De malorum subsistentia de Proclo. Una panorámica de tal polémica y de las posturas adoptadas se encuentra en E. Corsini, ll trattato De divinis nominibus... 12-39 y M. Schiavone, Neoplatonismo e cristianesimo... 97-101. 252 DN 641abd.

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