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Introducción 11 Revelación, la razón cobró significado en sus especulaciones y en su ex– presión lingüística. Pero quien se apareció, como instrumento de mayor eficacia, en la labor investigadora de la sincronía semántica del CD fue la teoría estructura– lista del lenguaje. Especialmente, la de aquellos autores defensores de la doctrina lógica del significado, de la doctrina contextual del mismo y de la de los campos semánticos. La concepción de Trier sobre las asociacio– nes semánticas estructuradas en ámbitos cada vez más amplios y depen– dientes unas de otras ejerció gran influencia. Instalada ya la investigación dentro de este marco lingüístico, la meto– dología que había de seguirse fue nuestra última preocupación. Se pro– cedió, primeramente, a aislar los nombres que Dios recibía en el CD y a señalar de manera exhaustiva todos los contextos en que fueron utili– zados por el Pseudo-Dionisia. Se posibilitó, así, la estructuración y confi– guración del contenido significativo de cada nombre y de sus constelacio– nes semánticas. Dionysiaca recueil.. ., en un principio, sirvió para la fijación de los nombres con que Dios era designado en el CD. Tales nombres eran: th:óc;, thsó,r¡c;, { }2apz.ia , p.ovác; y ,ptá.:;. Añadimos los de Évác; y Évó-c-r¡c; por la aso– ciación semántica que presentaban con llwpz[a, 13.ová:; y ,ptá.:;. Y las formas ,a~tapx[a e ú;:spá.pxto:; ªPXYi por equivaler a &sa.pz.ia los estudiamos en unión con ésta. 3. Ya desde sus comienzos los resultados de nuestra investigación mostraron claramente que la semántica de los nombres de Dios en el CD variaba según tres tipos de tratados. Por un lado, CH y EH marcaban direcciones significativas enlazadas con la concepción jerárquica dioni– síaca del universo. Por otro, DN se presentaba como una suerte de «teolo– gía natural», a pesar de las protestas que en él se hacía de depender de la Revelación. Y, por último, MT se encuadraba en la vivencia mística, objeto de la teología espiritual. Siguiendo esta triple dirección semántica, las conclusiones a que nos condujo la presente investigación fueron, muy sucintamente, las si· guientes. füo:; en los tratados CH y EH, tenía como contenido significativo la realidad divina en cuanto causa de la luz, de la conversión y de la puri– ficación. Así como el de motor dialéctico que llevaba a los seres hacia su deificación. En el DN, 0só:; era el nombre básico de toda la ll-2wvc>µkc Y los diversos atributos que se le podían aplicar estaban sometidos al método catafático y apofático, principalmente. 020:; no era utilizado en MT. En el capítulo dedicado al nombre &son¡c;, se puso de relieve la alusión a su origen etimológico y su asociación a los términos con que se desig– naba la providencia y la bondad divina. Y, en consecuencia, a la grave problemática de la creación que se insertaba dentro de una concepción de corte ejemplarista, netamente cristiana, aunque con resonancias pla– tónicas. Sus usos más importantes, muy de acuerdo con su carácter abs– tracto, ocurrían en el tratado DN.

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