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VIDA COMUNITARIA DE LOS TERCIARIOS DE ESPAÑA 95 El movimiento español hacia la vida comunitaria bajo la regla de la Tercera Orden franciscana en la zona sur de la pe– nínsula parece tener un cierto entronque, no suficientemente probado y clarificado, con el movimiento eremítico del tercia– rio Tomasuccio de Foligno, quien tuvo varios discípulos ibéricos, entre ellos un tal Rodrigo « el Lógico», retirado, después de la muerte del maestro, a la sierra de Córdoba 12 • El movimiento de Tomasuccio daría origen a la Orden de S. Jerónimo; fun– dador principal de la rama española fue Pedro Fernández Pecha. Su hermano Alfonso (dicho también de Valdassara o Vadaterra), confesor de Santa Brígida de Suecia, y que precedentemente había sido obispo de Jaén (1358-68), aportaría también el in– flujo del cenáculo romano de la santa. La Orden, después de una primera experiencia eremítica, adoptó la forma cenobítica bajo la regla de S. Agustín, extendiéndose principalmente por Castilla central y por Extremadura 13 • Mientras el ex-obispo de Jaén - terciario franciscano según G. G. Sbaraglia - ingresa en la Orden de su hermano, otro amigo suyo y miembro del grupo de Santa Brígida, el terciario fray Alfonso de Mellid, inicia la vida comunitaria bajo la regla de la Tercera Orden de S. Francisco en la lejana Galicia, con la fundación de una comunidad al servicio del hospital de Santo Espíritu de Mellid. Aunque las fundaciones sucesivas de comu– nidades terciarias aparezcan independientes entre sí, es muy probable que partieran del ejemplo y de la inspiración dados por fray Alfonso. Estos orígenes indican que la vida comunitaria en la penín– sula ibérica no fue necesariamente una evolución interna de la Tercera Orden secular; los fundadores de las comunidades po– drían ser o no, precedentemente, terciarios seculares; pero lo cierto es que adoptaron la regla de la Tercera Orden francis- 12 Cf. G. RUBIO, op. cit. 620-23. 13 La dependencia jerónima del movimiento del Beato Tomasuccio, no ha sido aún suficientemente clarificada. Cf. Il B. Tomasuccio da Fo– ligno, terziario francescano, ed i movimenti popolari umbri nel Trecento, en Anal. T.O.R. 14/131 (1979) 363, 379. Sobre la posible influencia del gru– po brigidiano, o de las « Revelaciones " de la santa, en los inicios de la Orden jerónima, cf. B. JIMÉNEZ DUQUE, Santa Brígida de Suecia (t 1373) y los jerónimos españoles, en Yermo (El Paular) 12 (1974) 3-14.

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