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- 2':J se hace espíritu, se hace sujeto que siente y quiere, y se re– fleja como pensamiento sobre sí mismm) ( 1). Henos, pues, en presencia de un monismo, explícita– mente profesado. El P. Messineo, S. J., en la crítica certera y sólida de las teorías morales de Del Vecchio, cree es1:a co1;cepción idén– tica al Panteísmo de la teoría estoica; «sólo que ésb -añade ' 1 ' d ' l' . con razon- tuvo e mento e ser mas ogica en sus conse- cuencias)) ( 2 ). Ciertamente c1ue la identificación que hace Del Vec– chio de aquella {(Sustancia indestructible y eternaiJ, substra– to y soporte de todos los fenómenos, con es1:a naturaleza te– leológica y viva, guarda una estrida semejanza con la con– cepción del Panteísmo hilozoísb de los estoicos; has1:a tal punto que varias formulas de Del Vecchio, verbigracia: «Prin– op10 v1v1ente que la mole del universo)), ((razón inte– rior que da norma a todas cosasiJ, ((razón que vivifica la materia)), coinciden literalmente con las de los estoicos. La significación, en cambio, del monismo de ·nuestro au– tor es, a mi jmcio, bien diversa. Para el estoico, el hombre quedaba reducido a una par– te infinitesimal del Universo: su cuerpo, una porción de materia del mundo; su alma, una de Dios ma, , del mundo-; su actividad, sometida irresis– tiblemente a la fuerza del ((Hado)). El hombre se reduce al mundo : Panteísmo cósmico, reali:fra. En Del V ecchio es todo al revés: el mundo, la realidad, la naturalez2. tomada en los dos sentidos, se reduce al ((YOll : (1) "Pcr "natural, intcndiamo ora il principio che si spicga nd mon– do, attravcrso l'ordine ascendente dci tipi, la ragione che vivifica la materia, e la sfor7a ad orga111znrsi e a mdividuarsi, assumcndo proprieta e attitudi– ni Vla via pii'1 elcvatt:, fino a che da ultimo si fa spirito, si fa soggetto che scntc e vuolc, e si riflettc come pcnsicro sopra di se.,i 06. cit., p. 343. ((Civilta Cattolican, 1934, I, p. 138.
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