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-18- mdagar sus causas determinadas y esforzarse por compren– der su necesidad -entenderlos-, no reprenderlos ni alabar– los. Humanas tictiones non ridere, non lugere, neque detes– tari, sed intelligerc. Tal es la doarina de Espinosa, sintetizada por Del Vec– chio. El cual prosigue: <<Este razonamiento es perfectamen– te legítimo sí se parte de b concepción causal o mecánica de la naturaleza en general y, por lo mismo, también de la natu– raleza humana. Ya hemos dicho que efta concepción es cien– dficamente lcgítiman ( 1). Del Vecchio reconoce que tal doctrina no explica, sino imperfectamente, la naturaleza de la actividad humana, y, sobre todo, que en ella no pueden fundarse la ética y el de– recho; pero al mismo tiempo la acepta como verdadera expli– cación, aunque sea sólo parcial, de nuestra naturaleza: acepta. pues, el determinismo. Mas tal determinismo es falso y contradictorio. El testimonio cierto y evidente de nuestra conciencia tes– tifica la libertad de nuestras acciones: libertad que no per– mite en modo alguno aplicarlas el criterio de la causalidad necesaria y mecánica. y equipararlas, desde ~'te punto de vista. a las pet turbaciones atmosféricas o a cualquier fenó– meno físico. Se necesita estar imbuído de todo un complexo (1) ((Gli appetiti e le rnmmozioni ddl'animo, secondo lo Spinoza, dchhono essere contcmplari precisamente al modo medesimo che le pcrtur– bazioni dell'armosfcra; le quali, se anche siano moleste, hanno tuttavia ca– gioni determinare, pcr le qu.ili noi ci sforziamo de comprcndcrne la neccs– sita. Cos1 appunto, ncgli affeti e nel!c passioni ddl'uomo il filosofo vede non gia dei vizí, ma clclle propricta, le quali cgli vuolc comprcnclcrc, non valutare in alcuna guisa: u Humanas actiones non rídere,.,, sed intclli– gcre)), Ora, questo ragionamento e pcrfettamcntc logico se si parte della concezionc ((Causa!e,, o ((mcccanica)) della natura in genere, e quindi anche della natura umana, Abhiano gia cierro che questa concczione e scicntifi– camcnte legittima.,, Ob. cit., p. 341.