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lb - el ((modo)), al fenómeno, sino c1ue hubiera visl:o que también es «fieri)) el paso de un ser (cine en sí no tenga la razón su– ficiente de su existencia) de la nada a la exisl:encia : no hu– biera perdido de vista el valor ontológico del principio de causalidad, el cual lo hubiera conducido, con deducción na– tural, del fenómeno a su causa eficiente, la sustancia indi– vidual. Y ascendiendo de causa en causa, por la escala de los seres, tal como se presentan en la ordenación admirable de la naturaleza física (ordenación que Del V ecchio reconoce plenamente y en la que trata de fundar su concepción deon– tológica, como veremos), habría llegado necesariamente a la Causa Primera, Principio suficiente para explicar los seres que integran el Universo y los fenómenos que en el mis– mo se suceden. Y esto, no por un postulado a priori, sin razón lógica su– ficiente (y del que, por lo mismo, siempre es lícito descon– fiar), con el que Del Vecchio pretende saltar del fenómeno a «una sustancia eterna e indestrucl:ibleii, de la cual, por otra parte, no podemos tener «una idea cualquiera)), sino por de– mostración apodídica y convincente, en la c¡ue no intervie– ne postulado alguno, con la cual hallaría el verdadero prin– cipio eficiente de la serie de fenómenos, que no es, como Del Vecchio objeta, «un efeéto sin causan, sino una Cau– sa incausada, y, por lo tanto, <<a se1i, por lo mismo, ne– cesaria, eterna, infinita: Dios. Y una vez admitido Dios como Causa Incausada e Infini– ta aderrnís, el «fierin como tránsito del no ser al ser, com– prendería que es posible y muy conforme a la ley de cau– salidad la creación «ex nihilc))): Con los mismos elementos vería desaparecer la imposibilidad del milagro, bien concebible, admitida la posibilidad de una intervención sobrenatural de la divina potencia.

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