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8 P. ALEJANDRO DE VILLALMONTE tos probables 8 • - Toda la cuestión es paralela al prólogo del primer libro de las Sentencias, donde se expHca la naturaleza del razonamien– to teológico. La Teología no destruye o suplanta la fe: sirve P.ªra fo– mentarla, explicarla, defenderla. Ni puede hablarse de que se disminu– ya el mérito de la fe porque al mismo tiempo se perciban razones pro– bables y analogías verosímiles, rara aceptar la verdad propuesta 9 • Pero no sólo los argumentos "probables", sino también los argu– mentos demostrativos y la ciencia que ellos, engendran son compati– bles con la fe 10 • Y cita el testimonio de Ricardo que habla de la ro– sibilidad de dar razones necesarias para probar los misterios de la fe: "s,obre las cosas de la fe no hay tan sólo razones probables, sino tam– bién necesarias, aunque puede ocurrir que tstén ocultas para noso– tros" 1 1. Por consiguiente, en principio, no se debe negar la posibilidad de dar razones necesarias o argumentos verdaderamen,te científicos pa– ra rrobar las verdades de nuestra fe. Y que esta no consti1uya una afirmación esporádica en el pensamiento de nuestro Santo, lo re– vela el método usado ror él en el Breviloquio: en el prólogo afirma ya su intención de dar un resumen de la doctrina cristiana, cuya exrlica– ción esté hecha a base de razones y no precisamen,te de argumentos de Sagrada Escritura 12 • Y luego la intención se cumple perfectamente: en cada uno de los capítulos de la obra se pone, en primer término, una verdad de fe con una explicación brevísima. En seguida se añade in– variablemente: la razón 1 para entender lo que hemos dicho es ... ; d.: todas las verdades se quiere encontrar una razón a priori, más o menos probafiva 13 • - Sin embargo, el único caso en que habla de "razones necesarias" es cuando expone los argumentos ,teológicos para probar la existencia del misterio de la Santísima Trinidad. Es, por tanto, e! misterio de la Trinidad el único artículo de la fe que puede ser demos– trado por verdaderas "razones" científicas. Los demás, ror depender de la voluntad libre de Dios, sólo pueden ser demostrados por argu– mentos rrobables y de conveniencia. 8. cdoctrina theologica stat simul cum fide, cum sit fidei explicativa, et circa ea est circa quae fides consistit; si ergo in doctrina theologica multae fiunt rationes probebiles, videtur...• 111 S., l. cit. JII, 520. 9. La razón es porque «non assentit propter rationem, sed propter amorem eius cui as– sentit, desiderat habere rationes». l S., prooem.,q.2, ad 6m; l, llb. Cfr. lll S.• l. cit., ad 2m; III, 521b. JO. llI S.,d.24,a.2,q.3, toda ella trata de demostrar esta tesis; lll,521-524. Cfr. I S.,proem., q. 2, per totam; 1,9-11. 11. IS., prooem., q.2, f.2; l,lOab. 12. Brev., prolg. 6; V,208b. 13, Brev,, passim; V, 210 ss.
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