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6 p ALEJANDRO D E VILLALMONTE ner más detalladamente las razones que en concrnto se aducen para probar la Trinidad de personas en Dios 1 • Aunque no podamos, entrar en largas explicacion 1 es sobre el part:– cular, sin embargo, nos s,erá preciso tener en cuenta la naturaleza de la argumentación teológica de nuestro Autor -en sus líneas genera– les- a fin de apreciar mejor el sentido de las razones necesanas. l. - LA ARGUMENTACIÓN TEOLÓGICA EN SAN BUENAVENTURA El conocimiento ,teológico, en cuanto diferente del simple asent:– míento de fe, se especifica porque tiende a h2cer inteligible aquello mismo de que la fe nos da "noticia". La razón de la teología es el mo– dus inquisWvus o perscrutatorius 2 , en virtud del cual, In que era úni– camente "creible" (objeto de fe), se hace "initeligible" (objeto de la Teo– logía como ciencia): "el sujeto de este libro -de las Sentencias- es lo creíble; pero propiamente hablando cuando esto "creíble" pasa d la categoría de "inteligible" porque se la añade ia razón" ª· Esta intervención de la razón buscando la inteligencia del misterio es doble, -para nuestro caso-: a) para explicar lo que está implíci– to, deduciendo nuevas verdades de los principios de la fe; b) para pro– bar o hacer inteligible los mismos, artículos de la fe por medio de ra– zones y congruencias 4 • En cuanto al primer modo cte intervención de la razón en el dato l. Sobre las «razones necesarias» en S. Buenaventura no hay ningún estndio monográfico. Los antiguos comentaristas del Seo. Dr. suelen hablar de ellas brevemente, como argnmentos "teológicos" que suponen la fe. Las dan el valor de argumentos de congruencia. Cfr. FRANCISCO LONGO DE CoRIOLANO, O. F. M. Cap., Sti. Bonaventurae Summa Teologica, Romae, 1622, P. 1, q. 27, a, 1, conclus.; GAUDENCIO BoNTEMPI DE BRESCIA, O. F. M., Palladium Theologlcum, Lugduni, 1676, tom. 2, De SS, Trinitate, disp. I, q. 2; TEODORO FoRESTI DE BERGAMO, De rimo SS. Trinitatls mysterol, Romae, 1683, disp. I, q. l; BARTOLOMÉ DE BARBERl!S, Cursas Theologicus, Lugduni, 1687, De Trinítate, Dísp. X, q. 2, concl. 2. -Entre los modernos se encuentran preciosas indicacio– nes en BoNNEFOY, De Synthesl operum Dei ad extra ad mentem Sti. Bonaventurae: Antonianum, 18 (1943) 17-28; BoNNEFOY, La nattlre de la theologlae selon S. Thomas d'Aquln: Ephemerides Theolog. Lovanienses, 1937-1938; publicado a parte, Paris, 1939, pgs, 57,58, 71, 83-84. Aunque en forma un poco más lejana interesa para el tema PLATZECK, El pensar armónico como problema de la Filosofía cristiana, Madrid, 1945. 2. <dicendum quod modus perscrutatorius convenit huic doctrinae sive libro)) l. S., prooem., q. 2, resp.; I, 10. Cfr. Breo., prolog,; V; 201 ss.-Acerca de la naturaleza de la teología en S. Bue. naventura no hay ningún estudio de conjunto. Pueden consultarse: BoNNEFOY, en los trabajos citados; So11NGEN, Bonaventura als Klasiker der analogía fideí: Wissenschaft und Weisheit, 2 (1935) 97-111. SornoN, Vom Geist der Theologíe Bonaventuras, Wissenschaft und Weisheit, 1 (1934) 28-38. 3, /, S. proem., q. 1, resp.; 1, 7b y 8b. 4. «quod implicítum est explicat», /. S., procem., dub.; 21,23a; «doctrina theologica cum sit fidei explicativa>, l/l S., á,24,a,2,q,2,f.4; lll, 520 a, Sobre el segundo aspecto cfr. l. S., l. cit. 1, 8b,

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