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RAZONES NECESARIAS EN SAN BUENAVENTURA 37 tu humano siente hacia Dios nace precisamen 1 te de aquí: de que el al– ma por si misma no es más que limitación, de donde se sigue su "in•– digencia", su actitud receptiva ilimitada; pero, en cuanto es vista des– de Dios clond,~ tiene su realidad plena, se nos ofrece con tendencia ne– cesaria, ontológica, enclavada en el ser mismo del alma, en orden a D10s; a verificarse plenamente, lo cual en concreto no puede suceder --ciado el ejemplarismo divino- sino desde Dios. Dos son los elementos metafísicos en tocio apetecer: la convenlen– cia entre el apetente y lo apetecíclo, y al mismo tiempo la "incligen~ia" en el que apetece. Ambos elementos los ve el Seráfico Doctor desde el ejc·mplar divino. por ser el alma semejanza de Dios (por eso pone con– ven;encia de ordenación inmediata a Dios). Y esta conveniencia, en uno de los extremos pone inclinación e "indigencia" y en el otro aquie– tamiento y suficiencia; y corno uno fué hecho por otro por eso se or– e.lena a éi. Esfo es lo que sucede entre el alma y Dios. Por eso se expli– ca que sólo en Dios tenga el alma su quietud G2 • A esta teoría de la ordenación natural al fin sobrenatural, se pone f;iempre de nuevo la dificultad: parece que no salva suficientemente la grntuiclad de lo sobrenaíural; porque hace depender su verificación en el ser humano de una condición natural del mismo, como es deseo ''na– tural", el ser naturalmente imagen de la Trínidad. -- Y si se dice que este deseo natural es ineficaz, que es una potencia (algo positivo sí, pe-- ro) pasiva, que sólo desde Dios es actuable: ¿qué sentido tiene hablar de un deseo natural que la naturaleza misma es intrínsecamente inca– paz de llenar por el desarrollo de su propia virtualidad? La objección es seria y sigue subsistiendo desde hace siglos. Una solución aquietante no la podernos dar en pocas líneas, sobre todo si tenemos en cuenta la preocupac:ón de la Teología actual por este pro– blema. Pero, indicamos la solución que ofrece San Buenaventura se– gún sus principios sistemáticos. Por fo11tuna et mismo Seráfico Doctor se puso la objección explícifamen~ y nos ofreció una solución. Si se d:ce que la visión sobrenatural es fin propio de la creatura ra– cional, sucede misma se en de seguiría que ésta, por sí misma, lo podría conseguir, como todos los sere3, que pueden con 1 seguir su fin por la virtud su naturaleza. - Responde el Seráfico Doctor que la am.!0- 62. «anima est expressa similitudo Dei. Haec convenientia in uno extremo ponit inclinatio· nem et indigentiam, in alío quietationem et sufficienfam, quia unum f.,ctum est propter alterum unde ordinatur ad alterum». 1S., d.l,a.3.q.l,ad lm; 1,39, y toda la cuestión.

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