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RAZONES NECESARIAS EN SAN BUENAVENTURA 35 rnos tiene un carácter secundario y supletorio. Este impulso afeorivo tiene lugar cuando la evidencia en la verdad considerada es insuficien– te: en tal caso interviene la voluntad para que el espíritu se "decida" y "asegure" (según los ::asos), pues sin el gluten del afecto decaería su interés por la verdad 58 • Los derechos de la razón siempre deben quedar a salvo: que 1a verdad afirmada no contradiga a la razón, o a Jo revelado y que el afir– mar tal cosa sea de alguna manera conveniente, dados ciertos princi– pios del pensamiento cristiano. Por eso dice San Buenaventura que las razones necesarias valen si se consideran "sin contradicción", y tam– bién como deri\ación de aquel principio del sentimiento cristiano sobre Dios: de Dios hay que pensar siempre lo más digno, bueno y gran– dioso " 1 '. Finalmente, para comprender esta influencia de la "piedad" en los argumentos propuestos. y la "necesidad afectiva'' que implican, ténga– se bien presente el carácter religioso afectivo de la fe en San Buena– ventura, y su concepción de la Teología, ante todo, como sabiduría re– ligiosa ordenada al amor. 8. - LAS RAZONES NECESARIAS NO COMPROMETEN LA SOBRENATURALIDAD DEL MISTERIO. En pr:mer término es preciso recordar que el Santo Doctor propone estas razones como "teólogo" que supone la fe y busca una explicación razonable de la misma. Pero, aún supuesta la revelación, si luego se habla de razone<; necesarias y positivas para demostrar el misterio, es- te parece que perdería su razón de tal Porque las razones po– sitivas suponen que se ha hc:cho ver el nexo intrínseco que existe entre el sujeto y pred;cado en 1 la proposición que se dice misterio. Lo cual significaría que los misterios lo eran ún:camente en cuanto a la exis– tencia, no en cuanto a la esencia íntima; y esto atacaría al misterio en lo más característico del mismo: su excedencia "esencial" sobre las fuerzas naturalés del entendimiento. Siguiendo la doctrina bnnaventuriana esta objección, realmente se– ria, queda resuelta con lo que hemos dicho sobre la permanencia de la 58. Sobre toda verdad que exceda al entendimiento dice: «quia est supra intellectum, et ideo intellectus in ea non figitur, nisi habeat glutten affectus, sed statim decidit>. 1 S.,d.2,dub.2; l.60a. 59. IS., d.2,a.unic.,q.2; resp. l,51: QQ. DD. de myst. Trín., q.l,a.2,resp. V,55-56; Brev, P. I, cap.2; V.211b; In Hex. Co/lat. 9.n.23: V,375-376.
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