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28 P. ALEJANDRO DE VILLALMONTE abajo, en sus líneas generales, al menos. Sobre los otros puntos bási– cos no podemos hacer más que aludirlos, pues un•a explicación sobre temas tan amplios exigiría estudio a parte. Sobre la fórmula "analogía de la fe" -en cuanto contrapuesta, o mejor, distinta de la ''anlogía del ser"- hemos de observar que eJ Se– ráfico Doctor, como consecuencia de su forma mentís fundamental ~e pensador-relígioso-crisf¡'ano parte en toda su labor intelectual --aun– que v:erse sobre realidades de orden natural- de la situación y pers– pectiva en que la revelación ha colocado al hombre cristiano. Así, su mente, elevada por la fe, v1e la realidad entera en cuanto ésta se orde:– na y dice relación más o menos cercana a expresar algo de la vida ín– tima de Dios en el Verbo Encarnado. - Todos los conceptos que San Buenaventura utiliza en la elaboración de su concepción del mundo, hasta el mismo concepto de ser, son percibidos y tienen sentido y va– lor, directamente, bajo aquel aspecto en que nos son ofrecidos por la revelacfón sobrenatural, por la fe y sólo ex conseqaenti desde la pers– pectiva puramente natural. Por eso decimos, que todos los conceptos y principios que utiliza nuestro Santo para llegar a esclarecer el mis– terio de la Trinidad tienen valor en cuanto que nos consta que son uti– lizados desde la "analogía de la fe" y no simplemente desde la "ana– logía del ser", o desde su perspectiva y alcance puramente natural, fi– losófico. Si ahora se nos dice que de la ''bondad" "caridad perfeda" "primi– dad" se sigue la Trin,fdad de personas en Dios habrá que entender: de estas propiedades divinas, tal como las entiende un filósofo que dis– curre dentro de la "analogía del ser", cierto que no concluyen el inten– to; si se entienden en la "ana,logía de la fe" sobre la que avanza la iuvestigación teológica, pueden concluir lo que se intenta. O al menos esta es la cuestión que se trata. 6. - VALOR PROBATIVO DE LAS RAZONES NECESARIAS Según la doctrina y el modo de hablar actual de la teología sobre el conocimiento natural de la Trin;dad, este misterio ni aún después de la revelación puede ser demostrado con argumenrtos positivos; como sucede, por ejemplo, con el concepto de creación, que la razón 1 sola no llega a descubrirlo; pero que una vez revelado, demuestra con toda cla– ridad que el mundo no puede tener otro origen. Con el misterio de la
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