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RAZONES NECESARIAS EN SAN BUENAVENTURA 11 argumentos que llama más tarde "ratio necessitatis" rn. Sólo hablando de la Trinidad emplea la expresión razón necesaria como ya hicimos observar anteriormente. Con eSitas razones necesarias quiere probar el Seráfico Doctcr, en primer término, la pluralidad de p( rsonas en Dios: "se pregunta si hay que poner en Dios pluralidad de personas ... ha de decirse que hay en o:os pluralidad de personas, ... según lo demuestran las razones irdi- cadas" 17 • Los mismos argumentos valen para probar que el núme- ro de las divinas personas no es infinito y para probar que las perso– nas son precisamente tres y no pueden ser ni más ni menos. Las razo– nes eternas o perfecciones ideales que invoca nuestro Autor para pro– bar las difusiones trinitarias y el número y el modo de ellas son: 1 :' su– ma beatitud, perfección, simplicidad y primidad del Ser divino. Enten– didas en su más pura verificac:ón en Dios y en mutua compenetración de unas con otras, exigen la Trinidad de personas en Dios 18 • En el Breviloqaio se presentan las mismas razones bajo un nuevo aspecto interesante: como razones que la "piedad" inspira para afir– mar la Trin:dad de personas en Dios. La "piedad" aquí no ,_,ignifíca una virtud especial, s;no el conjunto de las virtudes cristianas que fer– man un ambiente interior sobrenatural religioso, entregado al culto dl: Dios. Con ello se quiere hacer resaltar el entronque religioso-devocio– nal de la argumentación, al verla brotar como una exigencia de la fe, que es "doctrina según la piedad"; cuyo carácter de conocimiento reli– gioso viene resaltado particularmente por San Buenaventura, al d2.r un puesto tan preponderante a la voluntad y al afecto en el acto dé fe 10 • La fe está movida por la p'-edad, por el afecto y por el amor. La Teo– logía ::;e desarrolla como una continuación del impulso que impone a nuestra inteligencia la fe. Por eso, así como el acto de fe es puesto im– pulso de la piedad, del afecto, también el razonamiento teológico está profundamenJe influenciado por los impulsos volitivos. Así pues, el conocimiento de la fe nos impulsa a pensar de Dios y a razonar sobre su naturaleza "piadosísimamente" y "altísimamcnt•:". Este doble movimiento religioso de la mente en presencia de la verdad 16. Cfr. nt. 14; y nt 10. 17, <dicendum quod in divinis est ponere personarum pluralitem, sicut fides dicit et ratio, nes praedictae ostendunt, si quis sine contradictione consideret». l,S.,d.2a. unic.,q.2, resp.; 1,54a. 18. !bid., q.3; 1,54-55; q.4; 1,56-58. 19. Sobre el influjo de la voluntad en el acto de fe trata exprofesso en lII S.; d.23,a.1,q.2; lll, 474-477.
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