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REFORMA DE LAS CLARISAS DE CATALU:Ñ'A 17 midant; ex quo sacra religio eleditur, divinusque cultus diminui– tur, ac ipsis monialibus ad illicita se convertendi occasio datur ». Temiendo que para suceder a dicha abadesa fuera elegida sor Vio– lante de Moneada, « pravis moribus induta », el rey suplicaba a Sixto IV que lo impidiese. En esta exposición del rey arago– nés se acentuaba crudamente la necesidad de reforma; por eso, Sixto IV con su bula Romanus Pontifex (Roma 1475 julio 15), nombró visitadores del monasterio a los canónigos Juan Cosidó y Bartolomé Oller, al beneficiado Gabriel Glapers y a fray Gaspar Ferreras, quienes debían reformarlo « in capite et in membris » e impedir, a la muerte de Centelles, la elección de cualquier re– ligiosa, aunque fuese de los Moneada; en cambio, los visitadores elegirían para abadesa una religiosa del monasterio de J erusa– lén, de Barcelona, que se trasladaría con otras dos a Pedralbesªº· Sor Violante de Moneada, que actuaba destacadamente en el monasterio, continuando la tradición del apellido, vió que tales disposiciones se dirigían especialmente contra ella, y recibida fa– cultad de la comunidad, se preparó a defender ante el rey su reputación y sus derechos. Juan II se dejó convencer; le dió su real anuencia para que pudiera ser elegida abadesa, mas perma– neciendo en pie las medidas reformatorias de la bula. Así pudo llegar esta religiosa a presidir el monasterio en julio de 1477, iniciando un período de turbaciones, que terminaría con su de– posición. Estos reformadores continuaron en su cargo, mas no tene– mos datos concretos para afirmar que consiguiesen nada positivo en la mejora espiritual de Pedralbesª 1 • Situación real del monasterio. - En el momento en que los Reyes se disponían a enviar a sus visitadores, la si– tuación de Pedralbes quedaba muy recuperada de los pasados in– fortunios, gracias precisamente a sor Violante de Moneada, que estaba dotada de buenas cualidades para el gobierno. Este real monasterio cobijaba a 35 religiosas de coro, « contando la monja Villalva, que se fuyó »ª 2 ; cinco escolanas y tres legas. Debe aña– dirse el pequeño mundo que vivía en torno al monasterio: sorores servitiales, algunas esclavasªª, procurador, beneficiados, capella– nes, religiosos, trabajadores y servidores. « La renta deste monesterio, poco más o menos, de lo que agora se cobra, porque se perdieron desde la guerra algunas ren- 30 Esta intervención de Sixto IV y de Juan II no está clara en A. ANZIZU, que ni cita la bula. El original de la misma en el Arch. Gen. de Simancas, PR 23-76. 31 Es preciso notar que la monografía de E. ANZIZU, Ful/es historiques, 115- 121, da fechas y resoluciones de visitadores, pero involucrando grandemente los sucesos. 32 Se refiere a sor Isabel Villalva, a quien se encuentra acompañando a sor Violante en algunas ausencias del monasterio (E. ANZIZU, op.cit. 116). 33 En el salvoconducto real para volver en 1472 al monasterio se enumera expresamente esta clase de personas (E. ANZIZU, op.cit. 113).
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