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8 P. TARSICIO DE AZCONA dolas a su inmediata dirección 9 • Ni se han de olvidar otros brotes de reforma surgidos dentro de la misma Segunda Orden, como la reforma de santa Coleta, que sirvió de base espiritual a la res– tauración de los monasterios de Cataluñarn. II. - LA REFORMA BAJO LOS REYES CATÓLICOS Mas las tentativas reseñadas fueron demasiado estériles por falta de coordinación, e incluso, por la sistemática oposición de muchos a que se implantase la reforma; existían sobrados y muy bastardos intereses - codicia de rentas, de mando, de liberti– naje - que embarazaban el camino a las aspiraciones reforma– doras. Fernando e Isabel de Castilla avizoraron este detalle con fina perspicacia, cargando su mano de hierro para hacer prevalecer la razón sobre tantas pasiones desatadas y para hacer posible un aleteo de perfección en el intoxicado ambiente de los monasterios catalanes. No parece necesario demostrar aquí que los Reyes Ca– tólicos, al ponerse al frente de la reforma de Cataluña, no proce– dieron impulsados por un absorbente intrusionismo regalista; esta interpretación, demasiado simplista y muy cómoda para no fatigarse demasiado en las investigaciones documentales, la hemos sometido a concienzuda disección en otros estudios 11 • Retengamos, por ahora, estos dos datos significativos y necesarios: Todavía no se habían acallado los pregones de guerra, cuando comenzaron a escucharse por los pueblos y ciudades de Aragón y Castilla los pregones de reforma general, con cargo a todos los oficiales reales para que prestasen su apoyo a la misma 1 ~. Con la voz de los pregoneros, la mano larga de Fernando e Isabel fué llegando oportunamente allá donde los abusos exigían más apre– surado remedio; estas intervenciones circunstanciales abundaron desde 1475 y vamos a registrarlas muy pronto entre las clarisas de Cataluña. Pero la verdad entera es que la aspiración de reforma, ani– dada en los Reyes Católicos, se vió represada hasta 1492 por otros negocios políticos, que reclamaban más inmediatas atencio– nes. Fué en ese año cimero, orlado con la victoria contra los moros. y en la granazón de su reinado, cuando los monarcas comenzaron 9 M. BIHL, O.F.M., Statuta generalia observanti1lm 1lltramontanor1lm a. 1451 Barcinone condita, en Arch.Franc.Hist. 38(1945) 136; A. FANTOZZI, O.F.M., La rifor– ma osservantc dei monastcri dellc clarisse nell'Jtalia centra/e, en Arch.Franc.Hist. 23(1930) 361-382. 488-550. 10 Andrés lVARS, O.F .M., Origen y propagación de las clarisas coletinas o descal– cas en Espaíía, en Arch.Ib.Ainer. 21(1924) 390-410; 23(1925) 84-108; 24(1925) 99-104- 11 Alguien podrá extrañar que hagamos recaer toda la iniciativa de esta re– forma en los reyes Fernando e Isabel; así lo hacemos conscientemente, pues no hemos hallado ni la más mínima alusión a ningún otro personaje, ni siquiera a Jiménez de Cisneros, entonces provincial de Castilla. 12 Véanse varios pregones de este género en el Archivo de la Corona de Aragón [ = ACA], Reg. 8611 f.l0v-11 y f.23rv.
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