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LA :Ex~:GESIS BÍBLICA 191 neto ((hippíl goral)) del Salmo mé'siánico 22, 19; ((wc' al lcbúsi iappilu goral ; et super vestem meam mis,erunt sorten::)). Esta feliz confirmación, al par que sanciona una vez más la fina intuición del autor inmortal de la Vulgata, y aumenta Pl crédito de la núma como fiel intérprete del t2xto original, nos enseña que los autores sagrados acomodaban en su modus loquendi al uso corrie;Jte d:'l medio en que escribían, aun a costa de bar– barismos, ,con::o el presPnt~>, con tal qu:, fnesPn entendidos por los lectores a quienes destinaban ',ms escr;tos. Sería una prueba más de la conde~cen– dencia divina que, ~alYa la v"rdad, no hace:'. su instrumento humano lite– rariame:ite imp2cable. El uso de ese término 2-sirio puriím s,,ría un indicio claro, dice el P. BEA, de qtK' 'Cl libro de E~tN no tuvo su or·gen en Pales– tina, sino en l\1eso11otamia (3). 4.º El epitafio de Tcll-Jehudir:j.--Adnzcamos fina 1 mente, para terminar este apartado del modw; loqu.cndi, un ejemplo del NueYo Testamento. Es un Pª'"º de S. Lucas, que iiene una larga historia. En el cap. 2, 7 llama el EYangdista a Jesús hijo primogénito de :\Iaría. Desde He1vidio hasta los mod:>mos racionalistas este tfamino r, 'Ju,: ;, T:;J"1-;:0-;:r,zo: es la piedra de escándalo en que tropieza y se estrdla, s:"gÚn ellos, la perpetua virginidad de María. ((s:. es prirr:ero, no es único; y si es único, no es primero)), gri– tan a coro, ((y por tanto, su Madre no conservó la virginidad después del parto cfo e~··e hijo que se llama primogénito.)) San Jerónimo, con concisa en:'rgía, respondió a Helvidio: ((Primogénilü, en el uso bíblico, no C'S sólo aquel a qtÜ:'11 siguen otros, s:no también aquel a qu:en ninguno precede.n Pri11wgé11ito ::p<,,-;:6-;:r,zr,: pue<le equivaler, y ele hecho en muchos casos, como •en el nuestro Le. 2, 7, equiYale a unigénito pr¡,;o·ís·rf¡c, . Y d Santo lo prueba con muchos ejemplos del Antiguo Tcstamcn'.o, y da la razón por la cual S. Lucas usó ese término con preferencia a o'.ros: porque luego ib;i ;i narrar su presentación y oblación en d Templo según la Ley de l\fo:sés, que sólo afectaba al hijo varón: prirnogénito. Mas la demostración exhaurirnte del Dodor Dálmata en el s. IV (380 circa), r:,pctida y amplia– da con rmeYas pruebas por los escritores ecksiáslicos po•ster:ores y por los intérpretes c,1:ólicos de todos los ti::mpos, y aun admitida por un buen número de acatólicos, 110 ha bastado para que muchos prot-estastes y racio– nali•. s.as , sin mús argumentos qu•.: los de Helvidio, ya cien veces refutados, y s'n dignant· é·iqui:'ra citar y pe~ar los contrarios, sigan vier;do en 21 tér– mino ,:pm-::r:bii'.r,:; de Le. 2, 7 la pru:)ba dtT'siYa contra la perpL'.na nr– ginidad de Jiaría. Con razón c.Ec.., C': P. FREY: ((La historia cL· la (3) «Bíblica", 21 (1940), 198s.

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