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206 ESTUDIOS BÍBucos.--Teófilo de Orbiso, O. F. :\f., Cap. Ahora biep; la edad del bronce y clel hierro, con sus <lisuintos períodos, corren entre la mitad del cuarto milenario a. Cr. (:.J.500, l.º broncP; 2.000, 2. º bronce; 1.400, :,.º bronce) y los principios del primero, y la dabora– ciófl ele esos metales era enteramente desconocida en los remotísimos tiPrn– pos de Tubalcain. A la edad del bronce precedió la edad de piedra, en sus distintas fa:ees de neolítica, mesolítica y paleolítica, qrn· fué la primitiva de la humanidad. ::\loisés, qne escribía el Génesis en el s. XIII o xrv (según la fecha que se adopte para el Exodo, la xrx o la xvm Dinastía farnónica), describió la ndura de la hurnan:dad primitiva con los colores tlc: la de su tiempo, que era la única que podíap entender sus lectore,,, adaptándose así a su capacidad inh'lectual, y usarnlo el lenguaje de su tiempo. Pero se nos dirá: en este caso no se trata de algo per~eneciente a a,; ciencias físicas, en que sólo se t•xige la verdad fenoménica, o la descripción .,;cgún las apar:en– cias, sino d,, un hecho real, que exige la verdad objetiva ele la historia. Para re,;olver {;:;ta y pare2iclas dificultatle;.., ,-e ha de indagar la nwnte o intención del au:or. Si fué la de hacer una afirmac::ón histórica, dice uu error. Pero si esa noticia no fü~pe {'11 la mente del ,rntor función histórica, sino de símbolo apto para significar otra cosa, no se Je puede acusar de error. Lo que quiso drcir J\:Ioisés en esa d:'scr· pción, e" quizá la perversión de los ,cainitas, em'eramente dados a 'os trabajos del mundo y al servicio de la materia, y por lo mi;;mo aL'jaclos ck Dio,;: mi:"1üras s~~t v sus des– cendient{'S atendían más a la Teligión >' al culto divino. Esü1 ::ntcución de marcar e: conllraste religioso enlre cainitas y s,·titas >'e confirma por la observación que_ añade de Enos, hijo, de Set: «Iste co,,pit invocare non:en Dornini)), o mejor, según el hebreo: ((Tunc coeptum est 'nvocare in nomine Jahweh>l; en fü,mpo ck Enos (2." g, 0 1wración: Adam, S¡•t, Enos) se rn– menzó a llamar a los ,,elitas por d nombre de Jahweh, los culUores de· Jah– weh : ,'s decir, se obró aquelh1 separación religiosa entn, cainitas y setitas, Aquellos iban apartándose cada vez más de Dios, hasta llegar a su colmo en la sexta y s{,pjma generación, rnn LuL·ch y sus hijos. Es,' d: 0 scuido y abandono de 'a religión se expresa por su contrario, por el engolfarniento total de aquellos hombres en las cosas n:ateriah's, ,el cual, a su vez. se expresa con palabras adaptadas al fin propuesto y a la inte'igencia de los primeros lector,'s, aunque ,en sí contengan un anacronismo material. no formal. Es un indicio de que en e,;tos pr'meros capí~ulos del Génesis no quiere escribir e: autor una historia propiament,e dicha, sino bajo su apa– riencia persigue otros fines. Otro Pjemplo lo tenernos rn la Cronología. De los datos bíblicos (según la computación rná~ probable del T. ::\I., qtk guarda nn tfrmino medio en-
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