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198 ESTUDIOS BÍBLICOs.-Teófilo de Orhiso, O. V. M., Cap. 14, 19; 4 Re. 15, 31 saepe citatus). El autor de los Paralipómeno;; cita pcr nwitum unius como fuente pr;ncipal a partir del rey Asa el (<Liber regum Juda et Isracln, con cuya expresióp. no se sabe si se rdiere a las mismas fuentes usadas por el autor de Reyes, o al mismo libro de lo:--; Reyes, que, escrito con toda probabilidad por Jere:rr.ías, gozaba ya de aulor.:dad al escribirse los Paralipómenos, redactaclos, según parece, por Esdras, o más tarde, después de la caída del irnperió persa (el 338; así Hoepfl-MiHer). Para la historia anterior a Asa (Abias, Roboam, Salomón y David) cita otras fuentes particulares, escritos o memorias <;le profetas testigos de los sucesos, corno el ((libro del profeta Addon para la historia de Ab::as (2 Par. 13, 32), los libros de los profetas Semeías y Addo para la de Roboarn (2 Par. 12, 15), las palabras de Nathan profeta, los libros de Ahias Silonites y la visión de Addo el Vidente para los hechos de Sa– lomón (2 Par. 9, 28), y el libro de Sarnuel, Nathan y Gadd para la his– toria de David (I Par. 29, 29). Sabida es también la. multitud y variedad de documentos citados en Esdras y Neherr.ías ; cartas ofic:'ales de los reyes persas, enviadas y reci– bidas o entregadas a la mano del interesado ; memorias pcrsonalc~ de los dos protagonistas, Esdras y Nehcmías ; catálogos oficiales de personas u objetos, de... Parecidos documentos se citan en el Libro de E-:=ter; se recuerdan: a) las Memorias escritas de Est;:r y Thfanloquro 9, 29); b) los ((libri l\fodorum atque Pcrsarumn (10, 1-3); e) las Epístolas del rey Artajerjes (o (12, 6; 13, 1 ; 16, 1 Toclo esto ÍJJdica que los anfguos, en el modus narra1l(li, en el modo de escribir la historia, tenían la inten::ión sincera de la exposic:ón objetiva el,' los h,,chos, y que la alegal'i(m exp 1 ícita de las foent:,s tenía p:Jr obj,,to insp'rar al le tor la con– fiaff,a en fa probidad del historiador. Ert los pueblos orientalPs antiguos, fuera de Israel, no encontramos una historü1 daboracla de una cierta exten– sión en cuanto al tiempo, sino sólo materiaks históricos, anales, crónicas, memorias, que servirún más tarde para escribir la hi;;toria propiamente di– cha. Israel no;; ofR,ce ambas co:'as: los materiafos aptos para escribir la his– toria y l'l templo admirable levantado con ellos. Dios, Autor prindpal de esa obra. se ha servido para construirla dé, un instrumento humano, limi– tado, d?fodible, preservándolo, emp,>ro, d, 1 1 error formalmente expresado, y garantizando con sn veracidad absoluta la verdad de todas sus afirrr.a– ciones, en el sentido que enfende afimarlas, Esl' sentido, nos advierte la E:ricíclica Divino affla'nte Spiritit, no se ha de establecfi solamente por las de la gramát;,ca y de la filología, o argüirse sólo de: contexto, sino que el intérprete debe ep_ cierto modo volver con su mente a aquellos

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