BCCCAP00000000000000000000367

154 P. MELCHOR DE POBLADURA, 0. F. M. CAP. 20 de los suevos desde Hermerico hasta Andeca, en quiEn acabó la dominación de los Suevos y se transfirió a los Godos. Este es un estracto puntual de las obras históricas del Santo, que he puesto, aquí para que se v2a que todo lo principal que en ellas se cont:ene se halla en ilengua vulgar en nuestras historias, y por consiguiente no debe esperarse particular utilidad de su traducción. En los dos libros De ecclesiasticis officiis, que pueden contarse entre los his– tóricos, se trata del origen de las diversas partes y ceremonias del oficio eclesiástico y de los diferentes grados que hay entre los M'.nistros de la Iglesia, asuntos que pertenecen únicamente a la disciplina eclesiástica, y en cuya traducción no se interesa e1 púbilico, De los tratados teológicos unos son místicos y lo principal que en ellos se contiene se halla también en nuestros l'.bros castellanos que tratan de mística. Además de esto hay alguna u otra cosa en estas obras que no convendría ponerlas en lengua vulgar. Por exemplo, en el capitulo 22 del lib. l.' de las Sentencias, dice el Santo, siguiE111do la opinión de Sn. Agustín, que los niños que mueren sin el bautismo, con sólo el pecado original son castigados con las penas del infierno 9 • En el capítulo 18 del lib. 2." dice que muchos pecados veniales forman uno grave, de '1a misma suerte que muchas gotas de agua pequeñas fmman un río caudaloso 10 • Estas opiniones y otras semejantes son buenas para tratadas entre teólogos y hom– bres instruidos; pero si se pusiesen en lengua vulgar para que todos las leyesen, vién– dolas autorizadas por un Santo Padre como Sn. Isidoro, unos se escandalizarían y otros se llenarían de escrúpulos. Seria también necesario traducir literalmente todo el Cántico de los Cánticos, que el: Santo trae a la letra para exponerle en senttdo 1 místico; lo que tendtr:ía graves in– convenientes. Los otros tratados son puramente teológicos, y esto basta para cpnocer que 1110, se debe esperar muchá utilidad de su traducción. Y también sería necesario traducir literalmente mucha parte de la Sagra,cta Elsori– tura, que el Santo trae a la letra en las questiones sobre la Escritura, y particularmente en los dos libros contra los Judíos, en que se propuso probar muy largamente a los Judíos con testimonios literales del testamento viejo la venida de Nuestm Señor Jesu– cristo, su Pasión, muerte, resurrección, ascensión, la venida del Espíritu Santo, la misión ide los Apóstoles, vocación de las gentes, reproba.ción de la Sinagoga y el esta– bleclmíento y perpetuidad de la Iglesia, respondiendo al mismo tiempo a los argumentos de los Judios contra estas verdades. Tendría muchos inconvenientes el poner todo esto en lengua vulgar, porque no siendo todos los testimonios de la Escritura que se alegan tan claros que desde luego se entienda con facilidwd! todo el sentido y las verdades que contienen, seria exponerse a dar motivo de que E!lltre la gente vulgar por ignorancia u otras causas, se suscitasen algunas dudas sobre una materia tan importante como esta, y en qué consiste el fundamento de nuestra Religión. Ell opúsculo intitulado Regllla Monachorum, con su título sólo demuestra bastante la ninguna utilidad que se debe esperar de su traducción. Ultimamente me parece que en este asunto debe tenerse consideración al uso cons– tante jamás interrumpido, de no traduc:r a las lenguas vuilgares las obras de los Santos Padres, a excepción de algún opúsculo suelto, como las Confesiones de Sn. Agustín, u otro semejante. Y así vemos que habiendo traducido los Franceses a su lengua todos los autores originales antiguos, griegos y lat,inos, nunca han pensado hacer lo mismo con los Santos Pa,dres, sin embargo, de que por la diversidad y extensión de las materias 9. Cf. S. Isídori Opera: Sententiarmn lib. I, cap. 22, n. 2; ed. Matritensis, 1599, o t. I, P. 27; ed: Matrit<:ns'.s, 1778, t. II, p. 33: 10. Cf. ibid.: Llb. II, cap. 18, n. 4, pp. 46 y 57 respectivamente:

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz