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13 VICISITUDES DE UNA PROYECTADA VERSION CASTELLANA... 147 de notas. Sin embargo, con mucho acierto se distingue el texto con números marginales y las notas se colocan en el margen inferior de cada página y no en el cuerpo de la misma a continuación de cada capítulo. El noble y generoso esfuerzo editorial de Bartolomé Ulloa y sus colabo- radores ~nff~ encohtró la. favorable- acogida de los investigadores y críticos. Don Pedro Manuel Hernández, bibliotecario del arzobispado de Toledo, es– cribía el 15 de diciembre de 1782 al arzobispo Francisco Lorenzana esta frase demoledora: «Ulloa ihechó a ,perder quanto trabajó en su im¡presión del Santo» 25 • Con más moderación se expresaba el bibliógrafo Rodríguez de Castro; distingue los dos aspectos a que antes nos referiamos, tipográfico o externo y crítico o interno, y fija su atención en la supuesta autentici– dad de algunos opúsculos. Aunque la cita sea algo larga, preferimos copiar sus mismas palabras: «Esta ·edición de Madrid del año 1778 es una reim– presión de la de Grial, a la que excede en mucho en lo material del papel y letra; porque D. Bartolomé Ulloa, que fue el que la im¡primió y la cos– teó, invirtió gustoso con prodigalidad sus caudales en obsequio de la Na– ción y del mismo Santo Doctor. Y en efecto se lograron sus buenos deseos en todo lo perteneciente al arte tipográfico, que era lo que a él le perte– necía; pero no sucede así en lo tocante a la corrección, ni en lo respectivo a las obritas que se añadieron por apéndice a las que dio a luz Grial, por– que hay descuidos muy notables en la corrección; falta la crítica que debie– ra a;compañar a cada una de las obritas que absolutamente se dan por su– puestas.; no se hace caso de las serias reflexiones que han hecho los doctos nacionales y -extranjeros que más de intento las han examinado; no se hace mención de los manuscritos por donde se gobernaron para graduar– las de espurias; y nada se toca de las dudas que hay acerca de las que dio a luz Grial como propias de S. Isidoro ... Se toca aqui ligeramente este punto, porque el ver en estos tiempos una tal edición de las obras de S. Isidoro precisamente ha de causar extrañeza a los sabios nacionales y extranjeros, que conocen bien lo mucho que se requiere y lo que debe exe– cutarse para publicar los escritos del Santo Doctor como es debido» 26 • Por su parte el polígrafo Pérez Bayer llamó la atención de los lectores sobre las notas «haud quidem cedro linendis» y los opúsculos del apéndice ad– mitidos como auténti-cos «absque vanno tamen et cribro» 2 '. Más de propó– sito y con mayor conocimiento de causa examinó y •censuró la edición el jesuita Arévalo; si bien admite la buena voluntad del editor y lo compade– ce por no haber encontrado colaboradores bien preparados, confiesa pala– dinamente que defraudó las esperanzas de los investigador-es isidorianos. 25. Citado por Arévalo, Isidoriana I, 294. 26. José RoDRIGU);:Z DE CASTRO, Biblioteca Española, II, 333s. 27. Cí'. Biblíotheca Hispana vetus, cit. r, 329.

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