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146 P. MELCHOR DE POBLADURA, 0. F. M. CAP. 12 pero el editor no ha logrado satisfacer cumplidamente su ambición, pues además de una edición tipográfrilcamente perfecta, hubiera deseador pre– sentar los libros isidorianos embellecidos con las galas y primores de la crítica textual: «undique collatis veteribus manuscriptis, emendatiora, auc– tiora, illustrioraque publici iurís /acere». No llegaron a tanto sus posibi– lidades por falta de colaboración. Se admite de buen grado que la edición madrileña, con ser la mejor, no es del todo perfecta y que es necesario me– jorarla; pero 13e ,condena la postura de los críticos que se cruzan de brazos sin prestar su colaboración positiva: «Certandum adnuc est et novo labore insudandum clamant, ut Isidorus qua par est gloria et decore procedat in publicum. At dicunt, non faciunt. Isidorus interim pene latet, atque in dies magisque desideratur». Por su parte no escatimó gastos para hacerse con los opúsculos ,que a partir de 1599 se habían atribuido a San Isidoro; pero el resultado fue problemático y desproporcionado a los esfuerzos. Se le in– dicaron muchos códices y adquirió copia de los mismos; más los especia– listas los rechazaron casi todos como apócrifos, sin embargo se editan «in studiosorum gratiam et erudiitorum exercitationem». A través de estas lineas introductorias, que tienen el tono de una auto– defensa, trasluce el cariño y el interés con que se realizó la labol:' tipográ– fica, suprema aspiración de Ulloa: «Igitur quod per me licet, quodque a me et obrservan,tia in Isidorum et publicae utilitatis amor e,xigunt, id pr'aes-· to: eamque ipsam videlicet Regiam editionem integram, illustriori forma digestam elegantioribus cnaracteribus et nítida enarta, id est, optimis typis (quae typographi sunt partes) conspicuam iterum in medium pro/ero». Y termina insistiendo una vez más sobre los limites impuestos a su tarea, que no deben olvidar ni los críticos ni los lectores a quienes la dedica; «Habes igitur, candide lector, Isidori Opera, si non ea summa diligentia, quam non nisi nomines doctissimi et eruditissimi praestare poterant, illustrata ac nati– vo nitore restituta; aliquando tam.en defaecatoria, amplioraque quam Regia exnibuit editio. Ipsis itaque perfruere, ipsorwn lectioni sedulo incumbe meumque laborem, studium, conatum libenter amplectere. Vale». No cabe la menor duda de que Ulloa logró presentar al público una edi– ción espléndida por la elegancia del pa:pel, la nitidez de las letras y la dis– posición del texto, cualidades tipográficas que se echaban de menos en las ediciones precedentes, que puede muy bien calificarse de suntuosa y mo– numental. Tienen la misma caja, pero el tamaño es notablemente mayor 41'5 x 30'5 cm. La Biblioteca Nacional de Madrid posee un ejemplar: Raros n. 8431/32. Por desgracia, no puede ser tan lisonjero el jutci.o, cuando se valora el mérito intrinseco de la edición. Tan fielmente se reproduce el texto de 1599, que ni siquiera se corrigen los errores señalados allí con el consabido epígrafe Errata corrige, y por cierto que no todos son baladíes e intrascendentes, pues a veces se trata de inversión de sentencias y omisión

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