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48 JOAQUÍN DE ENCINAS mente que si esto fuese cierto, toda la razón estaría de parte de Ga– nivet. f) Caracteristicas de la estética urbana. Después del hombre, el segundo elemento de belleza 011 las ciudades son las construcciones. Y "cada país tiene su estilo arqutectónico pro– pio-además de los estilos importados de fuera y modificados según las exigencias locales-, que se descubre en las construcciones pobres, en que lo natural está poco transformado por el arte" (143). El arte de los edificios está en no tener ninguno, en no ser "artificiosos". Y Ga– nivet insiste tanto en la espontaneidad y en la naturalidad del arte que las hace única garantía de belleza. Es en lo espontáneo donde el espíritu-el espíritu territorial-se manifiesta más al desnudo, sin de– formaciones ni artificios. Y donde mejor se re.vela: "riara JH,netrar en el pensamiento íntimo de una ciudad no hay camino mejor que la oh– servación de sus creaciones espontáneas". Lo espontáneo es también lo típico, por ser lo primero. Dice Ga– nivet: "lo típico es lo primitivo, es lo primero que los hombres crean al posesionarse del medio" (!44). De aquí la comparación implícita entre la obra de la Naturaleza y la obra del hombre; su armonía o discordancia dan la pauta del arte genuino. Las cosas, aun manipula– das por el hombre, deben conservar su perfil primero, deben obedecer a su p_rimer propósito. Hay, además de esta consideración estética, otra más profunda para justificar esta concordancia del paisaje y de las construcciones. "Por– que idealmente concebimos la relación permanente <1ue, según nues– tro carácter, debe guardar la obra del hombre con el medio; y esta relación es la clave de nuestro arte arquitectónico, y de nuestro arte en general" (H1c5). Nuestro carácter, ya lo hemos dicho, dimana directa– mente del territorio; mejor, del espíritu territorial. He aquí cómo re– aparece esa fuerza nuclear del espíritu territorial imponiendo demi– úrgicamente las bases de la estética urbana. Es un mérito indiscutible de Ganivet haber señalado el nexo entre la economía y la estética; haber opueslo, rompiendo un prejuieio co– mún, al gusto artístico, el lujo y el arlificio humano. Para Ganivet es un axioma: que "la creación más espontánea... es la más económi– ca" (i46). Con ello quiere indicar un fenómeno invariablemente re– petido de que ''lo primero (la creación espontánea) debe ser y es lo que exige menos fuerzas" (147), y con ello, menos dispendio de dinero. · "Lo costoso es lo enemigo de lo bello, porque lo costoso es lo artifi– cial de la vida... , y una obra que a primera vista revela lo excesivo de su eoste nos produce una sensación penosa, porque nos parece que se ha querido comprar nuestra admiración, sobornarnos" (i48). Podrá (143) A. GANIVET, o. c.. t. I, pág. 66. (144) Idem. o. c., t. I, pág. 67. (145) Idem. o. c .. t. I, pág. 68. (146) Idem. o. c., t. I. pág. 66. (147) Idem, o. c.. I, pág. 67. (148) Idem, o. c .. I. pág. 66
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