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PRINCIPIOS DE POLÍTICA ESPAÑOLA EN ANGEL OANIVET pliamente en la obra mencionada y sólo bajo el aspecto urbanístic¡o. Allí nos describe la estética de una ciudad, que es Granada-una Gra,– nada ideal-, como creación del alma popular de un determinado pue– blo que obra bajo el influjo del espíritu territorial (133). Entre la doctrina de Granada la bella y del Idearium existe perfecta conlinuidad del pensamiento en el aspecto artístico; solamente en cier– tas ampliaciones--que permite el estilo confidencial de Granada la be– lla-se da alguna diferencia; pero es una diferencia que no supone dis– crepancia o contradicción. Se trata simplemente de algunas derivacio– nes del arte; verbigracia: a la ética y a la economía como elementos de belleza, consideraciones que 110 se encuentran en el / dearíum. Fuera ele t>sto, L!Xiste cohesión ele pensamiento y permite exponerlo en un mis– mo cuerpo de doctrina. Se propone, por tanto, aquí bosquejar la línea estética de una ciu– dad, su configuración arquitectónica, y de examinar el mensaje de psicología popular que se encierra en sus formas artísticas. Estas con– sideraciones han sido motivadas en la mente de Ganivet por el recuer– do de su ciudad natal, y su propósito es claro: "desde el comienzo dése por asentado que mi intención no es cantar bellezas reales, sino be– llezas ideales, imaginarias. Mi Granada no es la de hoy; es la que pudiera y debiera ser, la que ignoro si algún día será" (134). Su reali– dad no es de este mundo, sino de aquel otro fantástico que el hombre puede dibujar imaginariamente con visos de posible realidad. Lo que cuenta en la intención de Ganivet no son las alusiones a la constitu– ción material de la Granada real, sino su configuración ideal y con– corde con el espíritu territorial. Desde· el principio con-viene tener presente este hecho: la belleza de una ciudad no es independiente de los individuos que la habitan, en la opinión de Ganivet. La ciudad es la mansión de una colectividad humana, y la conducta del hombre pone su nota de realce o de merma en la estética urbana. Por eso el arte cívico "puede ser definido pro– visionalmente-según Ganivet-como un arte que se propone el embe– llecimiento de las ciudades por medio de la vida bella, culta y noble de los seres que las habitan" (135). Es curioso este enlace de la conducta ron el arte; esa aristocracia ética como un elemento decorativo más del paisaje. Pero es preciso recalcarlo: sin el hombrr no hay estética urbana, para Ganivet. Habrá paisaje, pero no ciudad. No hay que ser tampoco exagerados y atri- (133) A. GANIVET. Granada la bella, en Obras Completas, con introducción de M. FERNÁNDEZ ALMAGRO, Madrid, 1943, t. I, págs. 3-86. En la temática de esta obra repite la idea que expuso ya en su trabajo de estudiante, España filo– sófica contemporánea; a saber: la filosofía científica y el saber popular cuando marchan de acuerdo son la expresión más fiel de la psicología y del espíritu de un pueblo. Pero cuando van disociados. es el saber popular el único que nos re– vela el alma de un pueblo. En Granada la bella hace la aplicación al arte, y en España filosófica contemporánea lo aplica a la politica. Se encuentran en esta obra casi todas las ideas, que después desarrolla más ampliamente en el Idearium respecto al arte y a la psicología espafiola. En el ca– pítulo último hace una apología de la mujer como elemento estético de la ciudad, que contrasta notablemente con todas sus opiniones y sentimientos manifestados en el Epistolario, que es de fecha anterior. (134) Idem, o. c., t. I. pág. 3 (135) Idem, o. c., t. I. pág. 4.
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