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42 JOAQUÍN DE ENCINAS guir la evolución por sus pasos contados. No hay que olvidar "la gran distancia que media entre la evolución natural del propio pensar y sentir-cosas vinculadas al medio ambiente-y la evolución a saltos de la imitación de modelos superiores" (124). Este fenómeno explica la infecundidad de ciertas tendencias artís– ticas en España que se inspiraron en modelos extranjeros. A estos ar– tistas les ocurrió que "tuvieron que empezar violentado su natural para adaptarse". Y "todos los que afanosos ele originalidad se rebelaron con– tra el espíritu que en su tiempo y en su medio dominaba. se cortaron las alas a sí mismos, por lo ya dicho de que lo mejor no lo hacemos nosotros; sino que lo encontramos hecho ya" (125), inicialmente se en– tiende. Quede, pues, en evidencia este hecho, a saber: que la obra de arte o la tendencia artística contienen un "sentido histórico", algo que a cada artista le ha dado su tierra. su tradición y su cultura. La vida histórica de su país. ¿Cómo le es posible al artista conferir a su obra este sig-nificado? el) El artista y s1.t medio. Lo que hace posible la síntesis de los Yarios elementos de la Histo– ria (tierra, tradición. cultura) es el hombre artista. Y todo porque "cuan– do crea, crea con todo su ser y no sale sino lo que está en su san{-fre"; porque obedece a ese "algo que hay en él y que está por encima de las fuerzas humanas". El artista que quiera crear obras perdurables dehc olvidar sus prejuicios personales, superpuestos a la voz profunda e ín– tima de su ser; esto es, debe "auscultarse metafísicamente", casi en– tendido en el mismo sentido que Ber!.l'son. Por este método, en la opi– nión de Ganivet, el poeta Zorrilla, "hombre de ideas avanzadas", [ué nuestro cantor tradicional. y :\!arcón. escéptico, escribió como creyen~ te (126). Si el artista crea con todo "su ser" y éste está ligado por su parte más baia al territorio. un sano principio de pedai; ot.da nos diría que dehe fortalecer este vínculo, que es el wnPro de toda vitalidad ar– tística. Y así, aunque no haya "nada más ridículo que hablar de pa– triotismo cuando se trata de arte ... , los artistas deben formarse en su patria, no por patriotismo, sino para que la educación esté de acuerdo con su temperamento y su carácler" (127). La trasplanlación prema– tura, como la aclimatación forzosa, perjudicarían ig-ualment<' la forma– ción integral del artista. Dice Ganivet: "Un hombre. hasta cierlo punto, necPsita nutrirse en su tierra, como las plantas: pero dPspués no dPbe encrrrarse en la con– templación de la vida local, porcrue entonces cuanto erre quedará apri– sionado en un círculo tan estrecho como su contemplaciím" ([281. El artista debe formarse un temperamento robusto, capaz de asimilar-sin traicionar a su sn orig-inario-"ideales sucesivos". Sólo así podrá en– riquecer su propio caudal y sacar provecho de cuanto se presente fl sn vista. · (124) A. GANIVET. o. c.. t. I. pág. 933. (125) Idem, o. c .. t. I, pág. 47. (126) Idem. o. c., t. I, pág. 944. (127) Idem. o. c.. t. I. pág. 45 (128) Idem. o. c., t. I. pág. 48

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