BCCCAP00000000000000000000366
PRINCIPIOS DE POLÍTICA ESPAÑOLA EN ANGEL GANlVET objetos, que con colores y sonidos ideales se agitaban antes confusos en su interior, salir ahora en tropel y tomar la consistencia de obje– tos reales y tangibles" (79). Esta es la confesión de Ganivet y en esta experiencia íntima funda la afinidad estoica con el carácter español. Otra cosa que extraña es gue Ganivet, en contra de su ordinario modo de proceder, no demuestra el enlace de la moral cristiana y estoica por el método empírico, comprobando las coincidencias de una y otra. La base de la moral cristiana viene determinada apriorística– mente. Es una conjunción que se opera no en el terreno de la prác– tica, sino en la evolución de las ideas. Porque la moral cristiana y estoica "son corno el término de una evolución y el comienzo de otra en sentido conlrario; ambas se encuentran y se cruzan, como viaje– ros que vienen en opuestas direcciones y han de continuar caminando cada uno de ellos J)Or el camino que el otro recorrió ya" (80). De este enlace ideal hablaremos más tarde. Hechas estas salvedades el pen– samiento ganivetiano es manifiesto y nuestro trabajo se reduce a simplificar consideraciones que dificultan, al mismo tiempo que os– curecen, el trazado claro de su doctrina. 'I'enemos, pues, a la base de la constitución religiosa de España el estoicismo. No un estoicismo cualquiera, sino el '' esloicismo natu– ral y humano de Séneca"; ni el masoquismo de Catón, ni la presun– ción de .Marco Aurclio, ni la estridencia agónica de Epieteto consti– tuyen la base de nuestra moral. Ha sido Séneca-" ese hijo de Espa– ña por azar y esimñol por esencia "-quien dió la fórmula precisa de nuestra conducta: "el mantenerse de tal modo firme y erguido, que al menos se pueda decir siempre de ti que eres un hombre" (81) Maeztu comentando este texto observa que la cita de Ganivet no se encuentra literalmente en las obras de Séneca, aunque sí la idea (82). El gozo del hallazgo le hace leer a Ganivet cosas que no existen; pero la intuición fué clarividente porque le hace exclamar con exaltación: "esto es español; y es tan español, que Séneca no tuvo que inventarlo, porque lo encontró inventado ya; sólo tuvo que recogerlo y darlo forma perenne" (83). Y esto fué precisamente lo que hizo Ganivet: lo tenía ya en su propio ser, en el hondón de su alma y todo su trabajo se redujo a darlo forma literaria. Lo cierto es que el texto revela la mentalidad de Séneca y casi en la misma pro– porción nos dice "algo importante de nuestro espíritu, que la intuición de nosotros mismos y los ejemplos de la Historia nos aseguran ser certísimo", afirma Maeztu (84). Un ejemplo confirmativo lo tenemos en esta cualidad nacional de "habernos mostrado siempre buenos perdedores"; porque ni las Yic– torias nos han llevado a la euforia insana de creernos omnipotentes, ni las d0rrotas deprimieron mayormente nuestros ánimos. Tenemos por tanto que P 1 espíritu senequista es algo nuestro: "El espíritu l'spañol, tosco, informe. al desnudo, no cubre su desnude,: (79) A. GANIVET, o. c., t. I., pág. 90. (80) Idem, o. c., t. I., pág. 91. (81) Idem, o. c.. t. I, pág. 91. (82) R. DE MAEZTU, o. c., pág. 89. (83) A. GANIVET, o. c., t. I, pág. 90. (84) R. DE MAEZTU, o. c., pág. 89.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz