BCCCAP00000000000000000000366

PRINCIPIOS DE POLÍTICA ESPAÑOLA EN ANGEL GANIVET 27 Según Ganivet la religión, juntamente con la ciencia y el arte. son las fuerzas constitutivas del alma de un país.· La función social de la ¡religión es la que el cerebro desempeña en la vida humana (72). La verdad es que no se advierte en el primer momento la analogía que pueda existir entre ambas cosas; porque la religión, en el pen– samiento ganivetiano, no tiene el oficio de regular la actividad política o social, ni siquiera la primacía como constitutirn de la nacionali– dad. Ciencia, arte y religión tienen para Ganivet igual rnlor, y la preeminencia de una sobre otra hay que medirla en relación a la pre· ferencia que las concede cada uno según sus propias inclinacio– nes (73). llay quien se siente primariamente religioso o artista o cien– tífico. Por razón de la importnncia que le concede Ganivet, tampoco se puede equiparar al cerebro humano, porque "la religión puede cam– biar", mientras el Pspíritu territorinl no eambia, "o cambia muy di– fícilmente" (74). Pudiera ser que esta denominación ele cerebro, aplicada a la reli– gión, sea un apelativo de honor o quiera significar el carácter de ideal de pío y sublimr emrnño. nrcrsario a la vida social. Dn hecho Ganivet. haciendo una crítica de Renán-y por cierto una crítica peyorativa y justn---, hace, por su parte, esta confesión: "Yo sov más radical que Renán Pn este punto, y lleiro a un término opuesto. Se puede neg-ar todo valor positivo a la reliirión y protestar contra sus injerencias prácticas, pero admitir íntr1Jro su sentido ideal y no retocarlo con pin– celadas críticas . .Júpiter y Venus fümen un siirnificado ideal, y acaso, si. hubiera _medios d~ comprobación._ se q~,T.~fi~E?Wo u:ron _en su origen un Jefe de tribu y una proshJ4t¡;r~1Jrnrntiva: 1 el tirmpo se ha encarirado de transformarlos,~rt<:>" hay para qué el pa- sado. Sin ser pagano, se pw,de deffiay una_ que la clásica, y sin ser cristiano se puitle/JlST)irar divino que el que ha formado la tradición x, 7ri1. Este que tienr también la relif'ión rn su no 1'eino dP Mm¡a, romo veremos a su debido tie (72) A. GANIVET. o. c.. t. I. pág. 148. (73) Idem. o. e,. t. I. pág. 149. (74) Idem. o. c.. t. I. pág. 113. (75) Idem, o. c., t. II, pág. 838. (76) Sobre el aspecto religioso de la novela. Ganivet hace esta declaración en su Epistolario: "En cambio, el otro tema, el teogónico, me parece soberbio. y tan dificil, que creo no te atreverás a hincarle el diente. No es esa idea de las que de– ben tratarse por encima, y no te hablaré de ella hasta que yo la haya masticado bien, hasta que la haya calentado con mi poco o mucho fuego imaginativo. Creo que voy a diferir mucho de ti en este punto, en el de la centralización esa en favor de Cristo y los Apóstoles; esa significación de Cristo es. más bien que otra cosa, geográfica, puesto que hay quien significa lo que él en otros modos distintos del nuestro. Lo real es que toda la caterva de dioses ha salido de nuestro meollo, unos más divinos y otros más humanizados; el más humano. Jesús; y lo real es que nosotros los occidentales a éste nos agregamos, por ser el último en el orden d-el tiempo y en el de la posibilidad. Hoy ya los dioses que nos formamos somos nosotros mismos, como pensaba Feuerbach. y por esto y por no poder salir de nosotros y por encontrarnos insuficientes. es por lo que nos desesperamos. Que venga la barbarie, que el hombre vuelva a embrutecerse, y no tardará en crear otros dioses; pero ya no hay bá,rbarns a _quienes invocar (como invocaban los prníetas¡. por los profetas de hoy tienen •·que ejercer de bárbaros", o, c., t, II, pág. 989.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz