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- 37 como también lo hizo varios días d,:spués cuando iban a cañonear nuestra casa, precisamente en el tiempo en que la Comunidad estaba en oración, como en la noche ilntf'– riormente citada. Allí estaban todos los religiosos... Ni uno salió del Convento ... Ni uno depuso el santo hábito ... Ni un sólo día se dejó de cantar el oficio divino, y fueron cinco los días en que vivimos envueltos en un tiroteo de fusilería, ametralladoras, bombas de mano y disparos de cañón, que nos hacían ensordecer. Pero los religiosos, con una fortaleza admirable, legaron a la posteridad una gesta edificantísima, que les honra y que nos ha servido de particular consuelo, en esta última prueba, en que estamos agotando las hieles y amarguras del gobierno. * * * Las tropas nacionales, después de ruda batalla, liber– taron a Ubrique del dominio marxista y al momento fa– lange española ocupó nuestra casa, como punto impor– tante para la defensa de la ciudad. El pueblo con gran instancia nos pidió que mandá– ramos Capuchinos para celebrar solemnemente la nove– na de la Patrona Ntra. Sra. de los Remedios. Por tardan– za de los correos no nos fué posible; pero el Jefe militar instó nuevamente para que al menos fuese un Padre que predicara en el día del Voto. Envíamos al M. R. P. Se– bastián de Ubrique, a quien se debe el éxito de haberse salvado la sagrada imagen, la que, como todas las de– más, estaba sentenciada al fuego. La presencia del hábito en Ubrique y la ferviente predicación de dicho Padre, despertaron en el pueblo un gran entusiasmo, que se traduce en vehementes solicitu– des, para que, cuanto antes, regresen los Capuchinos a su querido e histórico Convento, donde se formó el Apóstol de España, Fr. Diego de Cádiz, para hacer frente a la ola irreligiosa y revolucionaria de su siglo.

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