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35 - ella y lo que nos aportemos, quedará en iguales condi– ciones que el de Antequera. ¡Dios sea bendito y alabado por tantas mercedes como envía a nuestra Provincia! También creemos un deber dedicar algunas frases a nuestro Convento de Sevilla, blanco de las persecucio– nes marxistas. Por todos es sabido que en Andalucía, la casa más fichada por los rojos y la que durante más de cinco años tenían sentenciada, en primer lugar, para ser convertida en cenizas, era este histórico Convento, cuna de la devoción a la Divina Pastora, sede de su Museo iconográfico y del archivo particular de su historia, El ambiente que se respiraba por toda Sevilla y mu– cho más en los barrios vecinos, era de un pesimismo tan grande, que, al advenir el movimiento revolucionario, to– dos, buenos y malos, estaban convencidos de la destruc– ción del Convento. El día 18 de julio, cuando a la caída del sol comen– zaron a subir al cielo negras columnas de humo, indi– cadoras de que los rojos habían comenzado sus incen– dios en Sevilla, con el corazón henchido de angustia, nos fuimos al Sagrario, y en un momento de inspiración, abrimos la puerta, y, tomando el copón con las sagradas Formas, nos dirigimos al claustro, llamando a los religio– sos para reunirnos en el Coro. Todos con una sumisión y docilidad, como nunca les vimos, acudieron al eco de nuestras voces y allí en el Coro, colocado Su Divina Majestad en un reclinatorio y rodeándolo todos los religiosos, postrados de rodillas, le dijimos que El era nuestro Padre y nuestro Señor y que como tenía un poder infinito, le pedíamos que nos li– brase de todo mal. Rezamos el rosario a la Divina Pastora y en un ras-

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