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- 30 El día doce, al sentirse en Antequera los primeros disparos de nuestro glorioso ejército, huyeron cobar– demente los marxistas hacia Málaga, y los niños se vieron libres de su cautiverio. Tres se llevaron consi– go los rojos, como los más ricos rehenes, y hasta hoy nada se ha sabido de ellos. Esta pérdida nos tiene muy preocupados y apenadísimos, haciéndose interesantes gestiones para su rescate. ¿Nos tendrá el Señor reserva– do el agregar tre, niños seráficos al coro de los mártires? ¿Después? Hemos visto a esos niüos perseverar en su vocación, alegrarse de sus sufrimientos por Dios, mani– festar su satisfacción cuando se encontró la casa para albergue provisional del Colegio o cuando recibían un obsequio para el Convento. Hospedados algunos en las Hermanitas de los Pobres y habiendo caído en el Asilo dos bombas ;con cuánta resignación recibieron este nue– vo golpe y con qué fervor rezaban a la Virgen para que librara a Antequera del azote del bombardeo! Dios nues– tro Seüor los conserve en este santo y viril espíritu, y ellos, con su correspondencia a la vocación, se hagan acreedores a mayores gracias y beneficios. * * * Ahora os vamos a informar de las gestiones que he– mos debido hacer en Antequera, para sacar a flote to– dos nuestros intereses. A las nueve de la noche del día 16 de agosto, tuvi– mos la primera noticia de la tragedia ocurrida en el Co– legio Seráfico, sin poder conseguir datos concretos de quien los sabía: pues deseaba informarnos paulatinamen– te, temiendo que el relato de tanta desgracia nos· causase perjuicio a la salud. Nuestro amor a los religiosos y el celo que debe mover los actos de un Prelado no nos de-
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