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- 24 ~ El comentario que cabe a esta carta es que cuantos la han leido, sintieron vibrar sus almas, mientras que sus ojos la regaban con piadosas lágrimas. Este documento es de un valor incalculable, mucho más porque es el índi– ce de la fe y del espíritu en que vivían nuestros religiosos, sólo comparables con los de los mártires de las Catacum– bas. En tan lacónicos renglones no se puede decir más: es todo un proceso. Lamentamos que en el saqueo de nuestro Convento hayan desaparecido otros escritos de algunos de los religiosos fusilados, que nos hubieran servido de guía para trazar las crónicas de esta sublime hazaña.