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- 23 - No podemos menos de avalorar este documento con la copia de un autógrafo del joven P. Ignacio, verdadera reliquia y revelador del gran heroismo del joven capu– chino, que expresa en él los nobles sentimientos de su al– ma en aquellos instantes de exaltación y de heroicidades. Helo aquí: «Viva María. Hoy, día 6 de agosto de 19il6, el v1ges1mo cuarto año y quizás último día de mi vida, a las nueve y media de la mañana escribo esto para mi queridísima familia. Queridísimos padres y hermanos: Al recibir estos renglones quizás ya no exista: espero tranquilo de un momento a otro la muerte que para mí será la verdadera vida, porque muero por odio a la Religión y por ser re– ligioso. No lloréis, padres y hermanos queridos, como lloro yo al escribiros esta, no por miedo, sino por que sé que va a causaros pena mi muerte: no llore sobre todo usted, queridísima madrecita, mi amada tastana; si le causa mucho dolor la noticia de mi muerte, le dé mucho consuelo el tener un hijo mártir, que desde el cielo le sigue queriendo muchísimo y rogando por usted y por todos los de la familia para que allí nos encontremos un día todos. No sé cuándo llegará mi última hora: hace ya muchos días que la estoy esperando y conmigo estos mis hermanos religiosos. Que Dios sea 1::lendito por todo, y si quiere mi vida en testimonio de su doctrina y de su Religión, la ofrezco gustoso. Solamente pido que los que nos hemos amado en la tierra, sigamos amándonos desde el cielo. Agur, agur, hasta el cielo. No lloréis por mí, padres y hermanos queridos; sabed que muero mártir de Jesu– cristo y de su Iglesia. Agur, agur, agur, agur, agur... Antequera, fiesta de la Transfiguración del Sefíor de 19:36. Yo, Fr. Ignacio de O. Capuchino José Mari.»
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