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LA MUJER EN EL FRANCISCANISMO, HOY 483 su experiencia o simple consejo, es decir, se hace posible la reciprocidad y la unidad en la diferencia de dos visiones o modos de ser que ninguno vive para sí ni se basta a sí mismo. Se respeta y mantiene la propia in– dependencia. El ejemplo primero y principal es el de Francisco de Asís arrastrando a Clara hacia el seguimiento de Cristo, de forma que, a veces, se pregunta uno quién de ambos vincula al otro. En las horas de desaliento y tinieblas vemos a Francisco regresar a San Damián, cuna de su vocación y resi– dencia de Clara, para buscar de ésta el consuelo, el consejo y la confianza que necesita. El mundo del franciscanismo seglar tendría que decir también su palabra a este respecto. En las Hermandades de Terciarios la mujer com– prometida con el ideario franciscano ha compartido, en pie de igualdad con el hombre, Hermanos y Hermanas, los cargos de responsabilidad dentro de la respectiva Hermandad tales como presidencia, secretaría, formación, tesorería, etc. Hoy, unas líneas sobre la mujer escritas por el hombre, pueden ser fácilmente mal interpretadas. Existen demasiadas susceptibilidades. Por ello nos apresuramos a aclarar que no hemos pretendido afirmar y menos demostrar que el franciscanismo haya liberado a la mujer. Hemos que– rido simplemente dejar constancia de algunos hechos que ponen de ma– nifiesto que la interpretación hecha por Francisco y Clara de Asís del Evangelio coloca a la mujer, la Hermana, Hija del Padre común, en igual– dad con el Hermano frente a deberes o compromisos como el de la Fra– ternidad y frente a derechos o servicios como el del gobierno o parti– cipación en las tareas evangelizadoras de la Comunidad cristiana, actos estos que suponen una entrega, no para medrar, sino para servir a los demás. Terminamos estas breves líneas dedicadas a sugerir la realidad de la mujer en el franciscanismo con un reconocimiento hacia la legislación que ha reglamentado por igual las asociaciones o Institutos religiosos y de religiosas. No se olvide que existen cerca de 150 Institutos femeninos de derecho pontificio y más de 200 de derecho diocesano en todos los cuales la mujer es responsable, además del gobierno espiritual y material del Instituto, de la actualización del propio carisma, de la aclaración