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478 Fr. SATURNINO ARA, 0.F.M. Cap. rico, tales como la instrucción y la asistencia al proletariado que se aglo– meraba en torno a los grandes núcleos industriales, y el apostolado entre los infieles. En la actualidad cerca de 200.000 mujeres, religiosas de vida contem– plativa y activa, enroladas en las filas del franciscanismo, tratan de vita– lizar su vida consagrada mediante la actuación de su carisma y fin espe-– cífico. Si añadimos a este número de mujeres el de un millón de otras mujeres que viven en el mundo su vocación cristiana, comprometidas con la actividad santificadora y apostólica de las Fraternidades Seglares de Hermanos Terciarios y empeñadas también en una tarea de renovación, nos encontramos con el elemento, quizás, más importante de la fuerza de atracción del franciscanismo, hoy. 1, La promoción de la mujer, signo de los tiempos Parece obligado pensar que los responsables de la publicación de unas páginas dedicadas a la mujer franciscana en el mundo de hoy, hayan tenido presente la celebración del Año Internacional de la mujer, el año de su promoción, porque es uno de los signos de nuestro tiempo. Lo dijo el Papa Juan XXIII en el día de Jueves Santo de hace doce años, diri– giéndose no sólo a los cristianos, sino también a los hombres de buena voluntad en aquella memorable encíclica «Pacem in terris»: tres libe– raciones constituyen las tres notas características de nuestra época, signo de los tiempos y tarea para la paz: mundo obrero, emancipación de los pueblos dominados y presencia de la mujer en la vida pública. Han sido las Naciones Unidas las que han designado el año 1975 como el Año Internacional de la Mujer. La Iglesia, a través del Santo Padre y en repetidas ocasiones, ha manifestado una adhesión entusiasta y eficaz al Año Internacional de la Mujer: «Nos alegramos de manera especial en vísperas del Año Internacional de la Mujer, proclamado por las Naciones Unidas, de la participación cada vez más amplia de las mujeres en la vida de la sociedad, a la que ofrecen una aportación específica de grande valor, gracias a las cualidades con que Dios las ha adornado» 1 • La Humanidad m•::8sita, por desgracia, de un año dedicado a reflexio- 2 PABLO VI, Mensaje Pontificio para la Jornada de la Paz, en Ecc!esia, núm. 1723, Sábado, enero 1975, p. 14.
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