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LA MUJER EN EL FRANCISCANISMO, HOY 487 es la venganza y El les dará su recompensa a su tiempo. Pt-_ eso estad sujetos a los Prelados, para que no se originen celos y envidias, en cuanto esté de vuestra parte. Si sois hijos de la paz, ganaréis para Dios al clero y al pueblo lo cual es más del agrado del Señor que ganar sólamente al pueblo y escandalizar al clero. Encubrid sus caídas, suplid sus múlti– ples defectos y después de haber hecho esto, sed aún más humildes» " 1 • El futuro de los ministerios de la Iglesia no depende tanto de un acceso de la mujer a los mismos 1 4, sino de una mejor comprensión de que el ministerio es un servicio. Francisco de Asís llama ministro a qtlien está revestido de una capacidad o gracia de ayuda a los Hermanos. Y para que aparezca bien claro que no se trata de una palabra huera, suele añadir el sinónimo de servidor. El cristiano revestido de un don o cargo debe comportarse como un menor, como un servidor. No dudamos que la participación de la mujer en el ministerio y ser– vicio de la Iglesia se presenta más optimista. La psicología femenina com– plementaria y dual con la del hombre, deberá enriquecer la misión de la Iglesia con la actitud de entrega y sacrificio de que es portadora la mu– jer. Y si esta mujer es franciscana por vocación y consecuente con el valor de la minoridad, el ministerio y todo servicio de la Iglesia habrá encontrado un fuerte pilar sobre el que basar su actuación unitaria, tantas veces rota por falta de humildad o pobreza evangélica que, en definitiva, es aquello a que se reduce la minoridad. e) La vida contemplativa El mundo de hoy se caracteriza por un replanteamiento de todos los valores, incluso aquellos que antes se tenían por inmutables y definitivos. El franciscanismo, arrastrado por esta corriente, se replantea también un concepto o valor como el de la vida contemplativa o consagrada exclu– sivamente a Dios. En general, se pronuncia de forma afirmativa en favor de la vida de oración y arbitra modos y sistemas para que los Hermanos y Hermanas encuentren horas, días y tiempos fuertes de reflexión en lugares dedicados exclusivamente al silencio y a la reflexión. 1s 2 Ce!. núm. 146. 14 Nos produce desasosiego la lectura y citación de determinadas experiencias en las que únicamente se valora el número de mujeres o religiosas que se han incorporado a organismos corno el Consejo Pastoral, el equipo diocesano de liturgias, el grupo parroquial, etc.

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