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(28) CARLOS DE \'ILL\PADIERNA ley como vía de salvación, que Pablo rechaza. Significa también afirmar que Pablo concede a los preceptos y prescripciones un valor absoluto y cuasi mágico. Las normas que Pablo dicta son "normas de conducta en Cristo" (1 Co 4,17) y tienen como finalidad ayudar a que las comunidades sean formadas a imagen de Cristo: ''hijitos míos, por quienes sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros. Quisiera ahora encon– trarme entre vosotros y adaptar mi lenguaje, porque no sé cómo compor– tarme con vosotros" (GI 4,19). Una última pregunta surge espontánea. Si la ley ha caducado como medio de salvación, pero sus exigencias siguen vigentes. ¿cómo puede llamarse a esta situación un "estado de libertad"? La respuesta está en mostrar cómo somos liberados, de qué somos liberados y para qué lo somos. Somos liberados gratuitamente, por un acto objetivo, independien– temente de las obras y de cualquier esfuerzo humano. Liberados de la tiranía del pecado para vivir en el Espíritu: "Si vivís según la carne, mori– réis; al contrario, si por el Espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, vivi– réis'' (Rm 8,12). Dejándose conducir por el Espíritu el hombre se realiza plenamente (Gl 5,16). Las obras de la carne se enumeran en los catálogos de vicios; las del Espíritu, en el de las virtudes (Gl 5, 19-2 L 22-23 ). La armonía entre exigencias y libertad aparece sobre todo en G! 5. 13-15: "Vosotros, hermanos, fuisteis efectivamente llamados a la libertad, pero que esa libertad no os sirva de pretexto para el libertinaje, antes sed siervos los unos de los otros por la caridad. Porque toda la ley está condensada en este mandamiento: Amarás a tu prójimo como a tí mismo''. El amor es el que discierne y da sentido al mandamiento. CONCLUSION Para Pablo, la salvación, la gracia o la vida divina es un don gratuito del amor de Dios y nos llega por la fe en Cristo, no por la raza o la sangre, no por el culto o el cumplimiento de la ley (Rm l, 16-17). Por tanto, la justifi– cación mediante la fe sola equivale a la justificación por gracia; a la antí– tesis "ley/fe" corresponde la antítesis "fe/gracia". Por el hecho de que en la vida y en la muerte de Jesús manifestó Dios su acción salvadora queda para Pablo anulada toda posibilidad de atribuir a la ley una significación de salvación. La libertad del cristiano respecto de la ley no implica en modo alguno para éste la liberación de toda atadura, de toda norma o la negación de toda ética. De la liberación de la ley sólo puede hablarse con referencia al nuevo ser en Cristo, que a su vez significa un nuevo orden, una nueva 40

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