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OBRAS DE LA LEY Y LEY DE CRISTO SEGUN SAN PABLO (27) La segunda vertiente: Muchos pueden interpretar la libertad como un simple dejarse llevar de los instintos. Contra este peligro pone en guardia Pablo. La alternativa no consiste en "servir al pecado--hacer lo que uno quiere", sino en "servir al pecado--servir al Señor", según se expresa en la carta a los romanos 6,16: "lNo sabéis que poniéndoos al servicio de alguno para obedecerle, os hacéis esclavos de aquél a quien obedecéis, ya sea del pecado, que lleva a la muerte, ya de la obediencia que lleva a la justicia?". La libertad, pues, significa: "Pero ahora hemos quedado libres de la ley, muriendo a aquello que nos esclavizaba, de modo que sirvamos según el nuevo espíritu y no según la letra anticuada" (Rm 7,6). La nueva vida que se nos da en Cristo y en el Espíritu (Rm 8,2 = ley del Espíritu) es, a la vez que norma y motivo, también fuerza del obrar moral. En contraste con la ley antigua que es sólo letra, mera prescripción, la ley de Cristo es ley del Espíritu y lleva a cabo lo que la ley de Moisés no logró nunca realizar, a saber, la liberación del pecado y de la muerte. La libertad cristiana nace del interior del corazón y consiste en no dejarse dominar por nada y en hacer por amor todo lo que el Espíritu nos inspira para el bien de toda la comuni– dad: "Todo es lícito, pero no todo es conveniente; todo es lícito, pero no todo edifica" (1 Co 10,23) Cfr. Gl 5, 13-15. Es verdad que a través del amor se cumple la ley entera (Gl 5,14 y Rm 13, 8, 10). 43 Si el amor es la recapitulación de los preceptos, si es la quintae– sencia de los preceptos singulares y concretos, en donde éstos encuentran su unidad y su sentido último, como hemos afirmado anteriormente, esto incluye que los preceptos no son anulados, sino transcendidos y purifi– cados por el nuevo ser en Cristo plasmado en el amor. El mismo Pablo lo dice claramente: El que ama no hace mal al prójimo (Rm 13,10). lCómo se puede amar si se comete adulterio, se mata, se roba, ... ? Aunque el amor, lo mismo que la libertad no se logra con preceptos, con normas externas, sin embargo, para evitar que el amor se reduzca a un sentimentalismo estéril, a una difusa misericordia o a un alarde romántico improvisado, se necesitan instrucciones concretas y claras que orienten y contribuyan a la plasmación del amor. Según este raciocinio no podemos admitir la afirma– ción de Franz Musner: " Es verdad que Pablo rechazó la vía de la ley como medio eficaz para la salvación y, sin embargo, en su ética la ley vuelve a introducirse "por la puerta de atrás". 44 Afirmar esto significa identificar los preceptos y prescripciones que orientan y regulan la ética cristiana con la 43 H. Sc11üRMANK La ley de Cristo (Gl 6,2), en ¿cómo entendió y vivió Jesús su muerte'?, Salamanca 1982, 105-128. C. ELORRIAGA. La fiter::a del evangelio. Semido de la exislencia humana en la carta a los romanos, Madrid 1988, 129-147. 44 Tratado sobre los judios, Salamanca 1983, 216. 39
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