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(18) CARLOS DE VILLAPADlERNA la promesa" (Gl 3,19). La idea base del texto parece bastante clara: la corriente salvadora nace en la Promesa abrahamítica y termina en la "Des– cendencia", que es Cristo más los creyentes. La ley, que se interpone cronológicamente entre ambos extremos, sólo se reduce a servir de cauce a la corriente hasta que desemboca en Cristo. "La ley fue dada por razón de las transgresiones". lQué significa esta frase hiriente y llamativa? Entre la maraña de interpretaciones nos inclinamos por la que consideramos más acorde con todo el pensamiento paulino. La ley manda evitar las transgre– siones. Pero el efecto real es que no se evitan, sino que la ley, por las prohibiciones que contiene, multiplica las transgresiones, incrementando también la conciencia de culpabilidad en el hombre que no observa la ley. Su aspecto pedagógico consiste en poner de relieve la necesidad ineludible de una fuerza divina que purifique los corazones.27 Esa fuerza es la "Des– cendencia", a la cual fue hecha la promesa juntamente con Abrahán. Por Cristo, la Promesa viene también a quienes están en Cristo y son, por tanto, descendencia de Abrahán: "Y siendo vosotros de Cristo, por lo mismo sois descendencia de Abrahán y herederos según la promesa" (Gl 3, 29. Cfr Gl 3, 15-18). Con lógica implacable Pablo sigue preguntándose: "lLuego la ley está en contra de la promesa de Dios?, De ninguna manera" (Gl 3,21). El carácter de la ley que provoca la transgresión y el aspecto temporal de la misma indican que no puede anular las promesas. La ley no puede hacer competencia a las promesas de Dios, puesto que no puede dar la justifica– ción. La ley mantiene al hombre en prisión haciéndole experimentar conti– nuamente el pecado y la muerte (Gl 3, 19, 22. Cfr. Rm 7,10). Esta prisión tiene una duración limitada hasta la llegada de Cristo que inaugura el tiempo de la fe como única vía de acceso a Dios (Gl 3,23). De la afirmación de Pablo de que "antes de venir la fe estábamos bajo la custodia de la ley, prisioneros en espera de la fe" (Gl 3,23), lqué se deduce para contestar a la pregunta del versículo 19 que está latente en todo este amplio raciocinio? "lEntonces, para qué la ley?" A través de comparaciones, entre las que destaca la del "pedagogo", Pablo contrapone el tiempo de la ley al tiempo de Jesús (Gl 3, 24-4, 7). El vers. 24: "La ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo" se ha interpretado corrientemente de "la ley como pedagogo que conduce o encamina hacia Cristo", es decir, como alguien que va edu– cando y modelando al hombre, preparándolo positivamente para recibir a Cristo. Semejante interpretación no concuerda con la estructura teológica 27 P. BoNNARD. L'epitrc de Saint Paul aux Gafares, Neuchatel 1953, 58. J.M.'' GoNZ.\LFZ Rurz. La cpisro/a a los Gálatas, Madrid 1964, 171. H. ScmIFR. La cana a los gálatas. Sala– manca 1975, l 79ss. F. PASTOR R,.,,r,..10s. La lí/Jcrtad cn la carw a los gálatas, Madrid 1977, 190. 30

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