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LA «CARTA AL EMPERADOR» DE FR. 1'. DE'. BE'.NAVENTE MOTOL1N1A 105 el miedo a la inutilidad del trabajo apostólico que había realizado con tanta ilusión y entrega. Y esto es, si cabe, todavía más triste cuando tiene lugar después de más de treinta años de apostolado. Las palabras que mejor pueden reflejar su estado de ánimo son éstas: « Y así, es menester esto se consulte con el Sumo Pontífice, porque qué nos aprovecharía a algunos que hemos bautizado más de cada (unol trescientas mil ánimas y desposado y velado otras tantas y confesado otra grandísima multitud, si por haber confesado diez o doce conquistadores, ellos y nos nos hemos de ir al infierno» 49 • También refleja la «Carta» una situación económica y social muy crítica en Nueva España. Según el testimonio de Motolinía, se había producido una importante mortandad y pestilencia en Nueva España a partir del año 1545 50 , que trajo consigo tres consecuencias. 1l El abandono de las tierras, creciendo vertiginosamente el número de baldíos y eriales. En una de sus valoraciones afirma que, de la gente, «de tres partes faltan las dos; y en otros lugares, de cinco partes faltan las cuatro, y en otros de ocho partes faltan las siete» 51 • Al hablar de los baldíos llega a decir, en otra valoración, que en otros muchos pue– blos «de cinco partes de término no ocupan los indios la una» 52 • 2) El paralelo abandono de la ganadería, que, al no ser atendida debidamente, se ha convertido en salvaje dañando los cultivos 53 . 3) La carestía de vida -(«Toda esta tierra está carísirna y falta de bastimentas» 54 )-, que condujo a una creciente inquietud social en espa– ñoles y negros 55 • 49 !bid., 56. 50 !bid., 73, 86-87. En estas últimas páginas Motolinía no sabe cómo explicar el origen de la mortandad.: «Cuál sea la causa, Dios es el sabidor, .porque sus juicios son muchos y a nosotros escondidos». Pueden verse algunos datos comple– mentarios sobre la mortandad en R. Menéndez Pidal, Et Padre Las Casas. Su doble personalidad (Madrid 19631 254-57. 51 lbid., 74. 52 Ibid., 76. 53 Ibid., 74-75. 54 Ibid., 88. 55 Cf. Ibid., 76. En p. 88 escribe: «Agora, los españoles pobres y <leudados, mucha gente ociosa y deseosa que hobiese en los naturales la menor ocasión del mundo para los robar, porque dicen que los indios están ricos y los españoles pobres y muriendo de hambre». Por eso, el español que podía hacia su pella y retornaba a España. La situación real de los indios debía ser muy otra. El mismo Fray Toribio en una «Carta a su Majestad», escrita desde México el día 15 de mayo de 1550, describía así el modo de vida de los indios: «cogen tan poco, que muchos no alcanzan para su año, antes parte dél comen raíces y yerbas... Bien sería que V. M. entendiese que estos indios están en el extremo de la pobreza... porque si entran en sus casas hallarán que ellas y todo lo que en ellas tienen y lo que trae.n vestido, es tan poco y tan vil, que apenas sabrán qué precio le poner, o si tiene alguna estimación, y los que algo tienen alcanzan tan poco, que no se hallará entre mil uno que pueda vestir paño ni comer si.no tortilla y chile y un poco de atule, porque el oro y la plata que suena de las Indias está debajo de la tierra y sácanlo los españoles, y si alguno tenían los indios, ya se lo han tomado en los despojos de las guerras y después en las pagas de los tributos» (M. Cueva, Documentos inéditos del siglo XVI para la historia de México [México 19751 163). 8
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