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LA «CARTA AL EMPERADOR» DE FR. T. DE BENAVENTE MOTOLINIA 101 ca habrá conquista ni guerra justa contra los indios, Motolinía acusa a Las Casas de hacer un profetismo futurible e infundado; finalmente, ante la condena de todos los tributos porque son y han sido mal llevados, Mo– tolinía recurre al ejemplo y la doctrina de Cristo para justificarlos 23 • No está de más recordar aquí que Motolinía, en este comentario que hace a las ideas de Las Casas, casi lleva a cabo un anuncio profético que, por desgracia, se ha cumplido con creces: «Y el de las Casas los deshon– ra por escripto y por carta impresa. Pues ¿cómo? ¿así se ha de infamar por un atrevido una nación española, que mañana lo leerán los indios y otras naciones?» 24 • Y continúa más adelante: «no hay hombre humano, de cualquier nasción, ley o condición que sea, que los lea, que no cobre aborrecimiento Y. odio mortal y tenga a todos los moradores de esta Nueva España por la más cruel y más abominable y más infiel y detestable gen– te de cuantas nasciones hay debajo del cielo» 25 • También combate Motolinía las ideas de Las Casas desde otro punto de vista, recurriendo a hechos concretos que muestran los beneficios de la presencia española en Nueva España tanto material como espiri– tualmente. Motolinía atiende, sobre todo, a lo último con descripciones que casi parecen rozar lo idílico 26 ; otras veces relata hechos concretos 72 o señala la vigilancia que practican las autoridades o el buen ejercicio del poder 28 • Y en orden a mejorar las cosas, con sentido práctico y teniendo en cuenta el bien común, aconseja repartir los baldíos e incrementar la ganadería 29 , ejercer el control de la caballería para la guerra y construir fortalezas 30 • En el orden espiritual, sugiere el envío de frailes siervos de Dios para la conversión de los infieles 31 y la ayuda a las iglesias, de modo especial a la metropolitana de México, mediante repartimientos, «pues acá han tenido y tienen repartimientos, zapateros y herreros, mu– cha más necesidad tienen las iglesias, pues no tienen rentas, y lo que tienen es poco» 32 • El ataque de Motolinía adquiere tonos personales violentos, cuando analiza la conducta de Las Casas. Ya no se trata sólo del empleo de términos en sí mismos prácticamente insultantes 33 , sino de experiencias concretas protagonizadas por el mismo Motolinía y Las Casas, que muestran la poca coherencia apostólica de este último y su poco sentido práctico a la hora de administrar los sacramentos (bautismo, confesión}. 23 Ibid., 68-72. 24 Ibid., 69. 25 Ibid., 80. 26 Ibid., 53. 27 Ibid., 56, 65. 28 Ibid., 58, 73. 29 Ibid., 74-75. 30 Ibid., 76-77. 31 Ibid., 78. 32 Ibid., 78-79. 33 «Muy grande parece su desorden y poca su humildad» (!bid., p. 58); «hombre tan pesado, inquieto e importuno y bullicioso y pleitista, en hábito de religioso, tan desasosegado, tan mal criado y tan injuriador y perjudicial y tan sin reposo» (p. 59); «apenas tuvo cosas de religión» (p. 601; «apenas, en cosa alguna, guardó lo que prometió» (p. 8ll.
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