BCCCAP00000000000000000000358

• Azul limpidísimo los cielos fluían y en labios de aurora la mañana tibia un beso de gloria al cielo ofrecía, mientras junto al ara oraba María. Todo era silencio sobre la campiña. Silencio de gloria, de amor y de dicha; silencio que Dios , solamente oía. Estaban en éxtasis las vírgenes níveas, los áureos trigales, ríos y colinas, y, una voz de plata, se oyó que decía: «Hoc est corpus meum» ¿decirse podría quién hablaba entonces? ¿Jesús o María? Y mientras, cantaban con voz argentina: ¡Virgen Sacerdote!... ¡Cantad a María! Y los angelitos, que nada sabían templaban, radiosos, sus arpas divinas. Sobre nuestra tierra la Virgen sumía. - 67 -

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz