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¡Ay de mí! ¡Madre mía! ¿Cuál me engendraste? JER., XV, 10. LAS DOS DOLOROSAS y O tengo dos madres que tienen un alma y que juntas vierten, si peco, sus lágrimas. Yo tengo un recuerdo de ave desterrada que remembra el nido do su amor labrara: nido que ella misma destruyó insensata. Recuerdo que un día, -casi no era el alba de mi vida nueva– cometí una falta, y al llegar contrito a mi madre santa, sus amantes ojos vertieron mil lágrimas, como esas, María, que ahora Tú derramas como esas, mi Virgen de las pasionarias. Por eso yo llevo - 57 -