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¿De dónde a mi tanto bien que venga la madre de mi Sei'ior a visilarme? S. LUC. , I, ~3. VISITACION MANSAMENTE a sus rediles van volviendo las ovejas, y miran a sus corderos con recelo de que, al verla, olviden sus propias madres y se vayan en pos de Ella. Y los pastores, ¡Dios mío! se han hecho todos poetas. El boyero, el cabrerizo, son ángeles ya por Ella. Quedó entornada la puerta, mientras se abrazan las primas. Entre besos va sonando la segunda Avemaría. Y mientras, los Santos Primos, cerca sus madres divinas, Juan, el niño de Isabel, y Jesús, el de María, se están sintiendo tan cerca, tras tan hermosas cortinas, que, aunque no se echan los brazos, por hacerlo ya palpitan. Quieren luchar a cariños, a flores y gracias finas, - 26 -
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