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DEL AMOR Y SUS ASPECTOS ÉTICOS 21 mientras no se interponga nada que lo impida (40). Porque el amor nunca adopta un carácter definitivo: su lema es "sursum corda", sursum que, éticamente, podrá traducirse abajo, pero que siempre indica tensión operativa. Esto tiene una explicación. El amor es la respuesta activa a la perfección de un ser, la cual tratamos de alcanzar. Como los ob– jetos son limitados, la tensión no se aquieta hasta que lleva el honr bre a Dios. De tal forma, el hombre, sólo por el análisis de su amor, puede concluir con certeza que ningún bien creado constitu– ye su fin. San Buenaventura lo dice en frase ascética: "Puesto que el amor de criatura no aprovecha, y si aprovecha no alimenta, y si alimenta no basta" (41). De esta forma el amor es por sí mismo un criterio y una norma por la que se discierne el bien y el mal, lo que tiene razón de fin y lo que la tiene de medio. Y es así como conocemos su finalidad ética última o remota. Por amor creó el Señor el mundo y por amor se vuelve a El. Osuna pudo decir con verdad : "No te dará Dios tres blancas por todo cuanto tienes si falta el amor" (4:2). Resumiendo : la finalidad ética del amor debe concebirse en función de la operación, dentro de la finalidad teológica total de la persona, y en orden a la perfección moral en cuanto ésta está a sus alcances. Más en concreto : su fin será facilitar la virtud ha– ciendo fácil su ejercicio, es decir, representar en un orden natural La remota, servir de criterio y de medio -psicológico y teológi– lo que los dones en el sobrenatural. Esta es la finalidad próxima. co- para conseguir el último fin: Dios. III.-EL AMOR, PRINCIPIO MORAL No voy a tratar aquí la naturaleza jurídica del amor; en este punto es imposible dar cánones de valor universal. De estudiar la Eudemonología se encargan, por una parte, los novelistas, y por otra, los ascetas. A mí me interesa la Aretología en cuanto recibe influjo del amor. Para Balmes era el amor el fundamento último de la Moral. Tal escribió en su Filosofía Fundamental (43). San Buenaventu– ra lo compara con la savia: así como el árbol recibe de la savia aumento, vida y verdor, así "tota espiritualis machina ab amo- (40) f:CHCLEn, MAx: Muerte y supervivencia. Ordo amoris (Edlc. "Rev. de Occlll.". 19:14), pág. 127. De triplici uta, c. 1, n. 15 (VIII, 7; C(!iC. B. A. C., IV. 127). OSUNA, FIL-.NC. : Tercer a1,ecedario, trat. 16, n. i. (4:l) DALMf:S, JAIME: OIJras. Pilosofí~ funrtnmcntal, libr. 10, c. 20, n. 225 (Edic .• ll. A. C., ~atlritl, 1948, JI, págs. 813-H).