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16 FR. JULIO DE AMAYA, O. F. M., CAP. un eterno retorno sohre la esfera del objeto. San Buenaventura compara el deseo amoroso a la fuente que sale de sí misma por el bmboteo del agua ... (:27). Las mismas encarnaciones divinas fueron concebidas por algu– nas teogonías orientales como fruto de un deseo amoroso. El ser, en el silencio de su retiro, lanza el grito sublime : "Si yo fuera mu– chos", y este amor :,r ,cía! y psicológico engendra a los dioses, por– que es en sí mismo difusivo. Por eso dice San Buenayentura qne el amor se engendra por difusión íntima y simultánea, dándose en cada acto y cm,10 ,:sencia, aunque esta entrega no sea siempre integral, pues no si en pre realiza su potencialidad total ( 28). A esa difusión operativa, en cuanto tiene como término el ob– jeto externo, l'ega d amor -dice el Doctor Serftfico--- p()r sellCle– ros cortos, que son lns actos interiores, y por caminos largos, que son los exteriores. J'or los senderos cortos corren los pies del alma, que son el movimiento apetitivo y aprehensivo, es decir. el deseo en su aspecto nntológico (29), que es quien anda (SOS cami– nos como demandadera del amor. Además, el deseo es un sig-no fiel de la intensidad del amor, porque "amor inclinat ad illud prins acl quod incl nat ardentius. quia affect11s seqnitur incfo,atio– nem maiorem" ( 30). De aquí su importancia en la pedagogía amorosa. Importantes para el estudio de las •formas del amor son tam– bién algunas características que le acompañan como efectos del mismo. Especialmente la unidad, el dinamismo y la transforma– ción. Unidad.-San Hnenaventura estudia la unidad amorosa 1·efi · riéndole cualidades místicas que entrañan una gran psico!ogía: la secuestración, el sopor, la sobreelevación manifestada en la txclu– sión de todo otro afecto, el aquietamiento de las potencias y la concentración sobre d objeto (31). De aquí nace la unidad. L::i. unión con el propio espíritu es también causa de unidad, puesto que esa unión es el distintivo del acto humano y especialmente del acto ético. Pero esta uni{in se establece, mediante el amor, con el objeto. Esta es la condici,',n de todo amor, ser nexo: "Entendem·is por (27) Serm. rle Sani'li- 0 , (ie Sta. Maria Jllagclal., II (IX, 558). (28) In lli'J_, rol. XI, n. 14 (V, 382; e(!ic., B. A. C. ('!aflrid, 1947), l!l, 3%1. (20) Serm., in Dnr•i;,•m III Qu11dra11., II, p. I (IX, 212: e(!ic., Il. A. C.· (~l:"lrid, ! 9•lii, IV, :1-\ ! ). Para r<!J•,l!nr la morfologfa del amor rn ,,n aspecto psicoló¡;¡i,'<l r,• ,·1wt:nnentr lrnnrnno y concreto: Cfr. OnTEGA y GARSE:T, ,Tc,~ft: Estudio.~ sobre el ,1mor, ílhras (Eclir. nev. tlr o,·,·'·L, 'l!aürll1, 193:l ss.\, tom. V, pñ,-s. r,45 ss. (:H)) Ill .Sent., d. 27, :L 2, q. 4, a(! 4 (III, 610). Cfr.¡¡¡,,.,,., p. IY, e, 4, !l. 3 !Y, 2-í.-l; <'die·_, ll. A. C., I, 305\. r:Jt) In Hcx_, rnl. II, n. :ll (V, 3l1; erlir., B. A. C.. m, 225).

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