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DEL AMOR Y SUS ASPECTOS ÉTICOS 13 inadmisible y porque, como ya indiqué, es el origen de todos lo;;; afectos (r8), inmediatamente respecto de lo bueno y mediatamen– te de lo malo, manifestándose diversamente, según los objetos en que tem1ina. Esta relación causal de todos los afectos al amor -su reduc– ción en él- es innegable. Nadie deja de hacer una cosa sino en razón de otra; tanto en la omisión como en la comisión, el amor es la razón de la reacción psíquica con que se acompaña toda per– cepción externa. El Seráfico pone este ejemplo, que quizá incons– cientemente le traía a la memoria el recuerdo de algún fraile ¡ic– rezoso ele su comunidad: "Sicut aliquis omittit ire ad matutinum {luia amat somnum et quietem in lectulo" (rq) --Como alf;l!– no deja de ir a maitines porque ama el sueño y el descansar en el lecho--. Así aparece la pereza en su signo positi-nl, "amor rc– curvatus in se ipsum". No me he propuesto explicar qué clase di:: causalidad tiene el amor sobre los demús afectos. Toda pasión tiene una causalidad dispositiva concreta; la del amor es múltiple, pero ¿ es meramente dispositiva? Parece que no. De todos modos, la generación por la que los diversos afectos nacen del amor no es unívoca, sino aná– loga (20), analogía que está más disminuída en los afectos que de él se originan mediatamente porque proceden con signo ne-– gativo. Este "ordo amoris" que acabamos de examinar es el centro de donde brota el ideal de salvación que cada uno de nosotros no– see. Todos nos salvamos o nos perdemos por él. Y este "ordo amo– ris" que nace y se desarrolla al par de nuestra vida es lo que hace posible una hipótesis sobre nuestra suerte, porque en él va ence– rrado lo que el destino humano tiene de previsible. Esto debieran recordarlo mucho los autores de ascética. b) El contenido y las formas del amor.-Ahora bien, ese "ordo amoris" se ramifica en formas diversas. San Buenaventur:,. lo advierte con frecuencia y lo ca!Hica de ramificación de las po– tencias amativas o interiores, de las cuales la forma más calificada es la pasión. Para el Doctor Seráfico la pasión tiene una exten– sión mayor que la que le atribuye Ribot, según el cual es una "emo– ción prolongada e intelectualizada" ( 2 r). Ordinariamente, em'uelve el concepto de pasión bajo el vocablo "affectio" y le atribuye como (18) III Sent., d. 1:l, a. 2, q. 3. ad Mnf'L (lll, 289). Cfr. •llrev., p. Jll, c. ~. (!Oll(!f se hace una hermos!sima exposición del origen de los afectos en cuanto proce,.i,•n del amor. (19) II Sent,, d. 5, a. t, q. 1, ad eoncl. m, 146). (20) III Sent., d. 3·1, Jl. II, a. 2, q. 1, ad .¡ (III. 7ti:JL (21) Rmo·r, TII.: E,;sn¡ s111· les pass'ions (G.• edil., Parls, 1923), pág. i.

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