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10 FR. JULIO DE AMAYA, O. F. M., CAP. En el orden sobrenatural, el sentido apreciativo de los valores es la fe ayudada por la caridad. En el orden natural varía según los objetos, pero siempre toma parte el amor. Por eso, una carac– terística del amor es ser electivo, valorar, ordenar jerárquicamen– te (cJ). Y de aquí proviene que la "affectio" dependa, no ,;ólo de la claridad del conocer, sino también de la valoración "sub specie bonitatis" que damos al objeto y que proviene en gran parte de lo que he llamado pre-juicios amorosos ( IO). Porque se ha de ad– mitir que el amor da una valoracic'm primifrva del obj ,'.to en cuan– to deleitable, que es anterior al juicio de valor moral y en el cual influye. Pero, además, el amor es en sí mismo un -valor con el que el sujeto responde en forma más o menos consciente a otro valor objetivo o a algo apreciado como tal. Este valor amoroso tiene como fundamento un apetito que se termina según una doble po– laridad: neg-ativa y positiva, y ambas se resuelven en concreto en doble forma: como afirmacir'm del ;;a!or mediante el amor, o como negación por el odio. Pon1ue, efectivamente, el odio es negación. una reacción de signo contrario al estímulo, que se da cuando creemos vulnerado nuestro "ordo amoris". Si yo odio la hipocresía es porque en mi "ordo amoris" la sinceridad ocupa un alto lugar en la escala de valores, lugar r1ue ot:-o quiere concnkr a la polític1 y a b intriga. Es porque creo r1ue un bien inferior es colocado en un rango que no le corresponde. .A cada objeto le toca un lugar en la jerarquía de valores amables, Y h alteración de esa jerarquia -juzgada mu– chas veces subjetivamente- explica las diversas estimaciones mo– rales y las apreciaciones sociales que traen las revoluciones y con– trarrevoluciones. El amor de que hablamos es un valor espiritual y moral perte– neciente indirectamente al grupo de valores religiosos y aun al de valores estéticos. Dentro del conjunto de valores humanos es el más complejo y el que más perfecciona al hombre. En relación con el objeto supone una adhesión a la intimidad de cada ser, y de su valor escribió Osuna: "Es el amor de tanta estima que aun las Di– vinas Personas lo buscan" (Ir). En las criaturas es la mejor par– ticipación de la divinidad y su más perfecta analogía. Hechas estas observaciones, podemos estudiar el amor bajo un doble punto de vista: uno psicológico y otro moral.El psicológico se resume en este principio: ordena el amor y tienes ordenado al (9) In Hex., col. II, n. 33; V, 342 (ed. B. A. C., .Madrid, 1947, tom. l!I, 229). (10) lll Sent., d. 29, a. un, q_. 2, ad 3 (III, 642). (J l) Ley de amor santo, ded, (ed. B. A. C., ...), pág. 226,

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