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INTRODUCCIÓN En la. guerra de Espaiia contra Napoleón se dió esta extraña paradoja: mientras el ejército y el pueblo luchaban heroica y des– esperadamente contra la, inz:asión material y espiritual de Francia, las Cortes liberales que desde Cádi:J detentaron en 18rn-1813 el supremo poder legislativo de la. nación adoptaron en su organiza– ción y funcionamiento los principios democrático-revolucionarios de la Asamblea ConstitHyente francesa de 1789. El liberalismo gaditano, o concretamente en su aspecto político el régimen cons– titucional espaíiol, apareció en nuestra patria. como 11na consecuen– cici del filosofismo francés, y de una manera directa como manifes– tación de la influencia expansiva de la Revolución francesa; es el mismo iluminismo modificado un poco por la terrible e:rperiencia de la Revolución y copiado más del Espíritu de las leyes que de las teorías de Roussean, que en último término sólo llevaban a la anarquía. El afrancesamiento ideológico de la clase culta :Y dirigente es– pañvla a partir de Felipe V, es decir, a todo lo largo del si– glo XVIII, es una realidad histórica que M. Menéndez Pela;>'º ha probado irrecusablemente, si bien su estudio 110 es exhaustivo. Fre– nado un poco el enciclopedismo de los ministros de Carlos III por la lección tremenda. de la Revolución francesa,, la ideología il111ni- 11ista siguió prosperando más o menos clandestinamente en las uni– ·versidades, de las que salía 11na pléyade de abogados y letra.dos que pasaban a ornpar cátedras, audiencias y puestos oficiales. Esta clase media de abogados y estatales ocupará una gran parte de los esca– fías de las Cortes de Cádi::;, y con u1w ingenuidad prm1erbial en– sayará en Espaíia las nuez.1as fórmulas hnportadas de Francia en ansias de llevar a cabo una reforma profunda que elimine para siempre los desórdenes y arbitrariedades del régimen absolutistá. La obra específica, y si se quiere maestra, de estos reformistas

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