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18 LA CUI(STIÓN RELIGIOSA I~N LAS CORTES Dit C\DIZ del episcopado español en el alzamiento nacional de I 808, v de su actitud hacia las Cortes liberales, detentadoras de la supre– ma autoridad en la zona no ocupada. Los hechos demostrarán por sí solos la falsedad ele dos calumnias históricas lanzadas con– tra el episcopado de aquella época: que «casi todo el alto clero» se pronunció contra el 1110\'imicnto popular (R. Altamira), y que su oposición a la obra de las Cortes fué debida en último anáfüis al despojo que sufrió ele sus privilegios feudales (Argüelles y conde de Toreno). l. CONDUCTA PATRIÓTICA DEL ALTO CLERO A la víspera de la guerra las cincuenta y nuen sedes episco– pales residenciales de la metrópoli estaban cubiertas~; la mayor parte ele los obispos habían sido nombrados durante el gobierno de Godoy ( r 793-r 808), pero no se podrá probar que guardasen afecto y gratitud al funesto Yalido ele Carlos IV 3 • Al contrario, la J glesia española no estaba satisfecha del prn:sto priYilegi;,_do que ocupaha oficialmente en el régimen absolutista q:.1e la e,,quil– maha sns bienes, creaba conflictos con !a Sant:t Sede y hahía anulado la -fuerza de la Inquisición, única defensa po,óihle contra ' La división edesifrstica de Espaíia rn i8o8 era la siguiente: provincia Toledana: Toledo, Cartagena, Córdoba, Cuenca, Jaén, Osma, Segovia, Sigúenza y Yallaclolid; provincia de Burgos: Burgos, Calahorra, Palencia, Pamplona, Santander y Tndela; provincia de Granada: Granada, Almería y Guadix-Baza; provincia Compostelana: Santiago, Astorga, Avila, Badajoz, Ciudad Rodrigo, Coria, Lugu. :-foncloíiedo, Orense, Plascncia, Salamanca, Tuy y Zamora; pro– vincia Hispalense: Sevilla, Cádiz, Canarias, Ceuta y Málaga; .provincia Tarra– conense: Tarragona, Barcelona, Gerona, Ibiza, Lérida, Solsona, Tortosa, Urge! y Vich; provincia de Valencia: Valencia, Mallorca, Menorra, Orihucla y Se– gorbe; provincia de Zaragoza: Zaragoza, Albarracín, Barbastro, Huesca, Jan, Tarazona y Terne!; sedes exentas: Ovieclo y León. - Había además varios ohispils titulares, entre ellos el patriarca de las Indias, el arzobispo de l.aodicea, coadministrador de Sevilla, el obispo auxiliar de Zaragoza, el vicario de las Únl<'nes 1filitares de Ciudad Real, el obispo-abad de Alcalá la Real (Jaén), el ohisno-prior de San Marcos de León y el obispo-prior de Uclés, ambos de la Onkn militar de Santiago. " Sobre el odio d,:,I clero a Gidoy y a Napoleón véase H. R. MADOL, Gndo,,. El fin de la ,•ÍC'Ía Fsf',111a. fll /1ri111cr dictador de 1111cstrn tic111ftn (>.faclrid 1043), pp. 156, reir. Fs p111:ril la afirmación del conde de Toreno, según el cual el clf'rn espaíinl antes de> los suct'"" de Bayona era más biPn partiilario de Napo– le(m m1~. había levantado los rlerriharlns altares y restablecido solemnemente el culto_ (Cmnw m:_ TonF~o. Historia drl !cva11tamic11/o, guerra ,' rc·vo/11ció11 de flsftana. T f~fadnd 18.181, pp. R9, 235). ·

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