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TRAS LAS HUELLAS DE JESÚS Y DE MA R1A no es sólo el único redentor de la humanidad, aparecido en la plenitud de tiempos, como vértice de la salvación; es también el autor de la vida divina, participada y comunicada a los hombres de todos los tiempos. Sólo quien le sigue podrá vivir de verdad aque- lla divina, de la cual el mismo es la única causa principal ejem- plar las almas que se salvan. Y en conformidad con los designios divinos, a Él ha sido asociada su divina Madre como mediadora de todas gracias. Así Jesús y María son los modelos más excelentes, para realizar en nosotros la vida teologal, y su presencia y participa– ción en esta labor de salvación y santificación imprimen una carac– terística propia a la llamada espiritualidad cristocéntrica y mariana. P. Pío ha sintetizado y de alguna manera explicado con una imagen pintoresca y significativa esta presencia de Jesús y de María en el itinerario espiritual de las almas. Y la repite con matices diver– sos. Seleccionamos algunas de sus frases más significativas. - «Y termino, recomendándote mantenerte fuerte y bien abrazada a la cruz, que así no tendrás por qué temer. Jesús será el piloto que guiará la navecilla de tu y María, el áncora» (28-2-1915, II, 364). Jesús os visite en vuestra actual aflicción y prueba. Sea Él siempre el de la navecilla de vuestro espíritu; María sea la estrella, que os ilumine sendero, os muestre el camino seguro para llegar al Padre celestial; sea ella como el áncora a la cual debéis siempre uniros estrechamente en el tiempo de la prueba» (25-3-1915, II, 373). - «Jesús consuele siempre vuestro espíritu abatido en el mar tempestuoso;

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