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3, - EL YELMO DE LA ESPERANZA 45 justas? De verdad ellas continuamente han dirigido la mirada a la patria celes– tial, y desean salir de este destierro para finalmente unirse a Jesucristo en una celeste alianza)) (23-2-1915, 11,347). «Tengamos siempre presente que esta tierra es un lugar de lucha y que en el paraíso se recibirá la corona; que éste es un lugar de prueba y allá arriba se recibirá el premio; que estamos aquí en el destierro y nuestra patria verdadera es el cielo, al cual es preciso aspirar continuamente. Habitemos, por tanto, con fe viva, con firme esperanza y con ardiente caridad en el cielo, con vivísimo deseo mientras somos viadores, para poder un día, cuando a Dios le plazca, habitar personalmente» (24-6-19 l5, 11, 453). - «Por desgracia comprendo que el contraste es bastante duro, penosísima la lucha; pero pensad que el mérito del triunfo es grande, el consuelo inefable, la gloria inmortal, y eterna la recompensa» (l l-4- 1915, lll, l66). - «No te preocupes del camino que pisas; pero te invito a poner los ojos en el que te guía y en la patria celestial, adonde te conduce. ¿De qué debe el alma humillarse?, ¿de qué debe angustiarse, si llegará a la patria por los desiertos o por los caminos? ¡ Con tal de que Dios esté siempre en ella ciertamente llegará a la tierra prometida, ¿de qué debe afligirse la pobrecilla?» (4-11-1916, 111. 257). - «¡Ánimo! Soportemos también nosotros la hora de la prueba y esperemos el día en que podremos unirnos en la patria de los bienaventurados delante de Jesús» (30-10-1916, 11!, 479). «Agradeced al Señor, si al final de esta vida os dispone a preguntar la visión en la que, no viéndose nada, se ve todo» (l l-12-1916, III, 550). - «¡Animo! un poco todavía, la recompensa está cerca» (4-6-1918, m, 862).

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