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2. - EL ESCUDO DE LA FE 35 nuestra peregrinación. Ten gran compasión de todos los pastores, predicado– res y directores de almas, esparcidos por toda la tierra, porque no hay en el mundo provincia donde no los haya. Ruega a Dios por ellos, a fin de que salvándose a sí mismos, procuren fructuosamente la salvación de almas» (27-1- 1918, m. 101, cr. 839). En conformidad con estos principios animaba y estimulaba a sus hijas espirituales a comprometerse en obras externas de apostolado a fin de que todos los cristianos llegaran a conocer y apreciar los tesoros de la fe profesada en el santo bautismo. «En relación con lo que me dices respecto a enseñar a esas niñas el catecis– mo, no tengo nada que oponer. Tienes, por tanto, mi aprobación y mi bendi– ción» (8-11-19161 III, 409). - «Bendigo de todo corazón la obra de catequizar a los niños, que son las flo– res predilectas de Jesús. Bendigo también la obra de las celadoras de las obras misioneras» (10..3-1923, m, 457). - ~Apruebo el que tú colabores en ganar almas para Jesús, enseñándoles el modo de agradarle» (15-6-1923, m, 459).

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